Cada persona es única: con su vida, su forma de ser, su imagen, sus puntos de vista, sus sueños, memorias, problemas, gustos, impedimentos o habilidades… un sinfín de características que hacen que cada persona sea un ser irrepetible e insustituible… una vez alguien se va, nadie va a poder “ser” esa misma persona en tu vida…
Pero al mismo tiempo, cada persona en tu vida representa algo, te aporta algo diferente: diferentes espejos que necesitas en cada momento e independientemente de la persona concreta que represente uno de esos papeles, siempre vas a recibir esa experiencia o aprendizaje que necesitas… de una u otra persona, de una u otra relación.
En ese sentido todos somos sustituibles, todos somos prescindibles en la vida del otro ya que quiénes somos y lo que representamos en su vida pueden ser cosas muy diferentes, y lo que representamos puede ser representado por otra persona…
Quiénes somos es algo único, algo que no siempre se llega a ver, pero lo que representamos para otra persona es algo más genérico… un papel que no elegimos y actuamos sin entender, sin saber, y que puede ser incluso opuesto a nuestra esencia, pero que es necesario para que el otro se vea reflejado y para poder vernos a través del otro.
Y jugar estos papeles de forma consciente no es fácil… requiere una disposición abierta que no solemos apreciar en las personas con las que nos relacionamos… requiere honestidad para ser quien eres y responsabilidad para hacerte cargo de tu vida y entender que tu no puedes controlar como te percibe el otro.
En definitiva: Requiere amor.
De todas formas, pienso que aunque esos papeles o funciones “espejo” pueden ser desempeñados por diferentes personas, siempre habrá matices y diferencias según quién los represente, y que al final esas personas pasarán por nuestra vida dándonos exactamente lo que necesitábamos para poco a poco conocernos e iluminar nuestra sombra.
Igualmente creo que una vez aprendido o desvelado algo para lo que necesitamos esa ayuda, es posible que no tengamos la necesidad de seguir teniendo alguien que represente ese papel en nuestra vida y podremos pasar al siguiente asunto por desvelar. Eso no significa que una persona tenga que desaparecer (aunque es una posibilidad) pero más bien que va a dejar de jugar ese papel en tu vida, sucediendo una transformación en esa relación. Esto puede ser muy sanador, por ejemplo en relaciones familiares donde los viejos roles llega un momento en el que dejan de tener sentido.
Y poco a poco, con mucha consciencia y amor, es posible que podamos mirar a esa persona sin colocarle ningún rol, sin proyectar nuestros asuntos sin resolver, y es solo en ese momento cuando podremos apreciar su singularidad y empezar a conocerla realmente. Ahí es donde por fin seremos capaces de apreciar que esa persona es al fin y al cabo insustituible.