Olor a tabaco, colillas y sudor… casi verano y el sol da bastantes treguas pero cuando pega: pega. Muy romántico todo esto mientras en realidad, el humo del cigarro me entra en los ojos y no me permite ni leer ni escribir con comodidad… una vez en la página, todo queda mejor. La realidad es aburrida, o la verdad, como decía Escorbuto: “puta frustración”
¿Donde están los punkis de verdad? Ahora más que nunca se les echa de menos, cuando el rebelde se ha convertido en rancio y el rancio juega a ser rebelde entre cafecito y copa de vino de producción ecológica. O no… rancios todos, todas y todes (el auto-corrector pelea duramente contra esa palabra) que entre distracción y distracción no se permiten ni empezar a sentir el vacío de la existencia…
En un mundo donde la muerte ha muerto en vida y donde ya se ha perdido todo rumbo y significado de lo que implica levantarse por la mañana un día más… con un montón de horas por delante que hay que llenar como sea, no vaya a ser que tengamos un ratito para nosotros y empecemos a pensar… o mejor: a dejar de pensar…
Traía a colación lo de los punkis, porque cuando caían como moscas por la heroína y otras consecuencias de la mala vida, al menos había un recordatorio constante de que la muerte estaba ahí… algo con lo que la humanidad ha convivido desde siempre y que ahora queda en un segundo plano. Y cuando una situación brutal nos obliga a enfrentarnos de cabeza con ella, o al menos con nuestros miedos más profundos, salimos por la tangente: la Ciencia nos salvará (así en mayúsculas) porque lo que es nosotros estamos ya perdidos… no tenemos ni idea ni de cómo cuidarnos y nos balanceamos entre las diferentes opiniones de los “expertos” (que por supuesto nunca están de acuerdo) como pollos sin cabeza…
Una sociedad donde el cuidado al de al lado queda eclipsado por el supuesto cuidado “social” donde compartir un post, dar un like o para los más atrevidos: insultar a alguien de forma “anónima” a través de una red social lo llaman “activismo”. Mucha responsabilidad social de pacotilla veo y mucho individualismo que se torna en una soledad absoluta donde acompaña más la luz de la pantalla que una mirada, unos labios o una sonrisa… algo utópico ya en un mundo donde el distanciamiento social ya vivía oculto entre nosotros antes de que se hiciera norma…
Así, los que se llaman punkis ahora, los ves con mascarilla y diciendo que sí a todo lo que nos indican desde el gobierno: será porque está gobernando la “izquierda” aunque yo pensaba que los punkis eran más de “anarkia y cerveza fría” pero eso queda ahora para los “ayusers” que han invadido las calles de toda España y Europa cuando se han relajado las medidas restrictivas… en fin, el mundo al revés…
Yo sigo esperando que alguien levante la mirada del móvil, se quite la mascarilla y respire profundo… quizás solo hace falta oxigenar un poco el cerebro para empezar a darnos cuenta de lo bajo que estamos cayendo como especie…
En fin… el mundo va a seguir girando, tengamos los pies en la tierra o no… cada cual que se organice como quiera… mientras tanto me quedo con los “Cerebros destruidos” de Eskorbuto…