Verónica Forqué se ha suicidado y al parecer su última aparición en la tv fue en un programa de mierda donde mostró su vulnerabilidad para inmediatamente ser el haz de reir de las redes (para esos va el título de este texto, por cierto).
Que asco de sociedad en la que alguien que muestra el dolor que lleva dentro es señalado y humillado. Un dolor que todos compartimos pero que por lo general es ignorado, aplastado con distracciones, televisión, comida o drogas para vivir insensibilizado en un pequeño mundo de “estoy bien”, “todo bien”.
Hay que ser muy valiente para exponerse, el error de Verónica fue pensar que recibiría algo de empatía al mostrarse. En un mundo donde las apariencias son lo más importante, donde un individualismo enfermizo es rey, donde lo más importante es quedar por encima del otro, cuando alguien se deja caer y muestra de forma honesta lo que siente la reacción inmediata es aplastarlo para sentirse superior.
Que incoómodos les debe hacer sentir que una persona muestre su verdad, que la vida es a veces abrumadora, que no todo es una fábula de disney y puedes llegar a querer tirar la toalla. Que hay momentos donde no hay droga que te insensibilice lo suficiente como para evitar romperte completamente.
Sí, le puede pasar a cualquiera, pero verlo fuera es un recordatorio y en lugar de permitir que te toque supongo que es más facil señalar al otro, reirse y burlarse: “Mírala, una que no ha podido aguantar… una debil…” dice quien no tiene los huevos de vivir, de sentir, de exponerse, de caerse y levantarse… dice quien vive una vida superficial de mierda sin ni siquiera saberlo… dice quien aprovecha cualquier oportunidad para verter bilis sobre otros que sí se arriesgan, sí lo dan todo, sí se permiten intentarlo, sí se permiten caer.
Y no estoy poniendo la responsabilidad de la muerte de Verónica en nadie. No va por ahí. Cada uno es responsable de su vida finalmente y yo no puedo ni empezar a suponer qué pasaba por su cabeza. Solo que tenía depresión desde hace mucho tiempo y eso es algo muy serio. Lo suficiente como para no banalizarlo. Pero cada uno que se haga cargo de sus acciones. Y las acciones de mucha gente empezando por la mierda de programa televisivo donde participó son de MIERDA. Así de claro.
Asco y tristeza es lo que siento ahora.
Puedo ver en Verónica a una parte de mi que ha querido tirar la toalla mil veces, una parte de mi que no se ha permitido caer del todo en muchas ocasiones pero en el fondo estaba deseándolo. Puedo ver lo facil que es distraerse para no sentir, y lo dificil que es simplemente vivir el dolor, el más puro e intenso dolor, el dolor que no se puede explicar, del que ni sabes la causa (y no importa) y que todos tus instintos te dicen: “tápalo…”
Y asco porque, además de cómo se la ha tratado tanto en el programa como en las redes por un grupo de gentuza insensible, esto pasará como si nada… Ha caido una persona más y todo seguirá igual, alguien no fue lo suficientemente “fuerte”, alguien no pudo con la vida. El resto que “sí es fuerte” sigue… ¿no?
No. Eso no es fuerza… pero cada uno que lo mire si quiere. Yo me quedo con la multitud de veces que Verónica me hizo reir y llorar desde que tengo memoria de ver películas. Fuiste genial, irrepetible, y hoy siento una pena inmensa por tu muerte, por pensar que el dolor llegó a tal punto que no pudiste hacer otra cosa más que quitarte la vida, porque me siento impotente ante un mundo tan jodido donde sacar rédito del dolor ajeno está totalmente aceptado, donde pisar a los demás es la norma, donde la apariencia gana a la honestidad…
Gracias Verónica.