Cuando te pones en venta

La deriva narcisista de las redes es algo que cada vez me llama más la atención… Un paseo por Twitter, Instagram, Facebook o Youtube se convierte en un complicado ejercicio de filtrado donde cada vez es más dificil encontrar contenido honesto y que merezca la pena.

Parece que hemos normalizado el “clickbait” hasta tal punto que creo que hay gente con contenido honesto que al final acaba sucumbiendo a esta práctica porque ven que “es la única manera” de conseguir algo de atención… Titulares engañosos o directamente falsos, fotos trucadas, etc…

Y ya ni siquiera es la pasta la moneda de cambio, es esta atención… Todos parecen querer ser el próximo que viralice algo, lo que sea, como si eso les fuera a sacar de la mediocridad. Una validación externa que es tan irrelevante como fugaz. No importa lo fuerte que sea algo que pueda llamar la atención de las masas, al día siguiente ya será olvidado.

Y claro, lo que vale la pena también se pierde en ese mar de mierda en el que se han convertido las redes…

Cuando te pones a la venta ya no importa lo que produces porque está condicionado, hay una intención escondida detrás de la apariencia de querer expresarse al mundo. No es un compartir desde tu autenticidad, es un intento de acaparar la atención para conseguir un objetivo. Y claro, yo entiendo que si tienes un producto lo quieras vender, pero ¿Qué pasa cuando el producto eres tú mismo? ¿Qué estás vendiendo realmente?

Nada… y todo…

Porque el significado de tu vida pasa a depender de ese exterior cruel, al que no le importas realmente, que te podrá dar unas migajas de atención de vez en cuando, pero por un tiempo limitado. ¿Y despúes qué? El mono de una droga que hace estragos con tu salud mental…

Y por supuesto, puedo hacer el ejercico hacia adentro… Mirarme y preguntarme: ¿Por qué comparto estos textos? ¿Por qué comparto mi música? No puedo negar que en mi hay una búsqueda de validación externa, puedo identificarla en los demás porque está en mi también… ¿Y de qué sirve? Es acaso una canción menos “buena” si no la escuchan miles de personas? ¿Es una reflexión menos acertada si no es leída y compartida por millones? 

La respuesta es no. Por supuesto… pero a mi me produce dudas y admiro a los que de verdad van por la vida sin pensar en esas cosas que te condicionan.

Y te condicionan porque da igual si adaptas lo que creas para agradar a los demás o si te “rebelas” contra el gran público haciendo lo más raro y duro de escuchar/ver/leer para demostrar lo poco que te importa la opinión de los demás: son caras opuestas de la misma moneda… Necesitas mirar más a dentro para ver la motivación real de tus acciones. Ver desde qué lugar compartes lo que compartes…

El problema es que cuando vendes un producto puedes verlo todo desde una distancia, por ejemplo una empresa de marketing pensando una campaña: hay que decir esto y lo otro y decirlo de esta forma para atraer clientes, ver el nicho de mercado, etc… Hay un objetivo claro.

Cuando te vendes a ti mismo, cuando tú eres el producto, la “campaña” no tiene fin, y vas a dirigir el producto (osea a ti mismo) por el camino de máximas ventas. Te conviertes en un personaje que ha de expresarse de una forma concreta para vender más. Supongo que si tienes claro que lo que vendes es un personaje y no cáes en el error de identificarte con él, el daño será bastante menor, pero el ego es poderoso y cuando el personaje consigue tener éxito no creo que sea tan facil mantener esa separación…

Y así seguimos… todos con algo que decir. Expertos de andar por casa intentando acertar en algo y que la gente nos escuche para conseguir algo de validación. Aportar significado a nuestra existencia… 

Yo tengo claro por qué escribo: Hay cosas que tengo que expresar porque este mundo me sobrepasa… Y sí, me gustaría que las escuchase mucha gente porque de alguna manera hay cosas que me parecen de sentido común, pero a veces siento que lo que hago realmente es darme de cabezazos contra una pared. 

¿Y? ¿Vale la pena? Si todo lo que expreso me sirve a mi para darme cuenta de mis carencias, mis sombras, mis inseguridades, mis necesidades, etc… entonces supongo que sí… Si además le sirve a alguien pues es un bonus, pero eso ya no está en mi mano…

Para terminar: Hay una cuestión importante cuando te compartes de verdad, sin personajes de por medio, y es que te expones al dolor del rechazo, o peor aún, al de ser totalmente ignorado… Pero de nuevo la pregunta vuelve a ser: ¿Por qué te compartes? Y al mirarlo te revelas ante ti mismo, desnudo, con toda tu vulnerabilidad expuesta para quizás primero ser juzgado, pero con suerte y un poco de valentía, a ser finalmente aceptado… tal y como eres…

En ese momento puedes respirar de nuevo tranquilo…

En ese momento  te dejas de vender… 

En ese momento simplemente vives…