Siguiendo la linea de lo que lleva ocurriendo ya años, volvemos a tener otro episodio donde se pone de manifiesto la necesidad de control, el autoritarismo, el intento de infantilización forzada de la gente y una posición de superioridad moral esperpéntica digna de cualquier dictador de tres al cuarto sacado de nuestro oscuro pasado y actualizado con vestimentas de colores y purpurina.
Dudo si es incompetencia, estupidez o saben perfectamente lo que hacen, pero el resultado es el mismo…
En la carrera para ver quién es más víctima, al final el que se niega a serlo es el que sale perdiendo, siendo denostado y humillado hasta reconocer su error, arrastrarse y pedir clemencia, o en caso contrario hasta desaparecer totalmente de la faz de la tierra.
El episodio del que estoy hablando es, por supuesto, el ritual «obsceno» entre dos colegios mayores que se ha hecho viral estos días…
Hay mucho que desgranar así que ire por partes: Primero está la obvia descontextualización de los hechos, mostrando solamente la parte donde gritan los chicos, que efectivamente, si la aíslas suena realmente mal… pero ni siquiera cuando se han podido escuchar las respuestas de las chicas o cuando éstas han explicado los hechos quitándole toda importancia, ha sido suficiente para que la turba recule y de marcha atrás a sus descalificaciones.
Aquí llegamos a la segunda parte: Ellas no saben lo que dicen, normalizan el machismo… pobrecitas alienadas que no han tenido una educación lo suficientemente feminista. Ellas… las mujeres… no saben… y han tenido que salir muchos a reprobar su comportamiento, pretendidos feministas que en realidad son peores que los machistas declarados…
Curiosamente esto es similar a las criticas que desde un feminismo rancio y puritanista se lanzan a mujeres que no siguen sus dogmas, ya sea decidiendo dejar el trabajo para cuidar a sus hijos o exibiendo su sexualidad libremente y sin pudor. El discurso de «lo haces mál y no te das cuenta. Espera que vengo yo a decirte como tienes que sentir, pensar y actuar». Y digo «dogmas» porque esto está calcado de las consignas rancias de toda la vida que podían salir de las bocazas de un cura o una monja en los años de la dictadura de Franco, cuando había toda una sección femenina que explicaba con detalle a las mujeres cual debía ser su comportamiento correcto.
Todo vuelve: los pantalones campana, los jerseys de cuello alto y también el fascismo, el autoritarismo, el «yo tengo razón y tu has de someterte porque no te das cuenta».
Sinceramente, me la soplan las tradiciones y no simpatizo especialmente con ésta que se ve que ocurre todos los años en estos colegios mayores, como otras que ocurrirán en otros, como las clásicas novatadas, etc… Pero lo que sí puedo estar seguro es que no son más que un reflejo de donde estamos como sociedad. El problema es que en lugar de reconocerlo y verlo, darnos cuenta de nuestra «sombra colectiva», lo que hacemos es rechazar esos aspectos más primarios, más «animales» por decirlo de alguna manera, e intentamos enterrarlos. Este movimiento puede ser individual o colectivo, y no creo que vaya a llevarnos a ningún lugar bueno…
Los chavales y chavalas en un colegio mayor, como los que salen al mundo por primera vez de diversas formas cuando empiezan los estudios universitarios, son niños y niñas pasando una transición a la adultez, con todos los conflictos que esto conlleva. Tienen la necesidad como adolescentes de reafirmarse ante un mundo adulto, opresivo, que no entienden y con el que no simpatizan, un mundo que no les entiende y que no les deja un hueco donde crecer y desarrollarse. Sus reacciones de rebeldía son espontáneas y tienen como objetivo llamar la atención, producir una reacción en un mundo indiferente que les trata como si aún fuesen bebés, pretendiendo conducirles como ganado por «el buen camino», camino que ya sea el de Jesús, otra religión, o cualquier ideología que desde arriba pretendan inculcarles, va a ser enfrentada con un rechazo directo. Es normal…
Otro tema interesante son los rituales, algo que hemos perdido en nuestra sociedad moderna que se va volviendo más aséptica y «correcta» con los años, donde todos los instintos han de ser reprimidos no vaya a ser que «pase algo».
Lo que pasó entre estos dos colegios mayores es un ritual. Te puede gustar o no, pero es eso, un simple ritual. Un ritual de hermanamiento entre chavales que por primera vez han salido de su casa para enfrentarse a un mundo mucho más amplio y abrumador. Es algo muy humano cuando ante una adversidad, un grupo de personas cantan, gritan o bailan juntos, unidos como uno, para afrontar el peligro que se acerca, para sentir que tienen a alguien a su lado que les apoya. Y aunque parezca mentira, ese juego de gritarse sandeces entre los grupos de chicos y chicas (porque por si alguien no se ha dado cuenta aún, ellas participan con gusto) es muy probablemente un ejemplo de ritual para hermanarse entre todos, chicas incluidas. Es un juego que muestra la complicidad que comparten. Ellos y ellas se reconocen y pueden permitirse decirse esas brutalidades porque lo hacen desde esa complicidad. Y que sea justo con el tema de la sexualidad es lógico: no solo están en la edad (con las hormonas a tope), además aún es algo «tabú», misterioso, que te conecta con tu parte más animal e instintiva, y que guste o no, conecta a los hombres y a las mujeres. Es parte de nuestra naturaleza. A veces hay que explorar los límites para descubrirlos, para saber donde situarnos, para crecer… Y ellos lo hacen desde la inocencia…
Luego tienen que venir los adultos enfermos, que ya perdieron esa inocencia hace mucho tiempo, a estropearlo todo con su moralidad de pastiche y sus reprimendas, pero peor aún, con sus intereses y agendas ideológicas, aprovechando cada ocasión para usar a estos chavales y avanzar en su objetivo, que básicamente es conseguir más poder. Asco dais. Y os importa una mierda el daño que hagáis. Sois como Gollum con «su tesoro», Dispuesto a matar por conseguir lo que quiere…
Porque esta es la cuestión final, y más importante: Hay un tipo de persona que no soporta que el mundo no sea como a él o ella le gustaría que fuese. No soporta que haya personas que tienen ideas diferentes a las suyas, y no les basta con debatir y razonar para intentar convencer a los demás de lo maravilloso que es lo que piensan. Su táctica es vilificar al contrario para que no haya alternativa: o conmigo o con el mal. O nosotros o el caos. O estás de acuerdo conmigo o eres un enemigo de España. O me apoyas a mi o eres un machista, un racista, un homófobo o un transfobo… Estos ejemplos son de todos los espectros políticos porque esta táctica es universal. Y da asco la use quien la use… En ese aspecto, nuestros políticos actuales demuestran estar a la altura de los dictadores de antaño: diferentes colores pero misma esencia.
Españoles… Españolas… Franco a vuelto… Quizás nunca se llegó a ir del todo y solo se cambió de ropa…