Las largas horas de verano…

Hace muchos años escribí una historia corta donde el protagonista, un anciano de la época antigua, subía todos los días a una montaña a medir la posición de una “estrella”. 

En la historia, escrita desde el punto de vista del hombre, él mencionaba como las horas eran más largas en verano, y no se si entraba a hablar en detalle sobre esta idea, pero si recuerdo haber pensado que por lógica, la humanidad en sus tiempos más antiguos, debió haber medido el tiempo en base a la salida y la puesta de sol (en realidad, viendo los antiguos relojes de sol queda bastante claro), por lo que en invierno (en el hemisferio norte), si dividimos el día en un número fijo de horas, éstas serían más largas en verano, cuando el día dura más… 

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Ayer me encontré con un video donde explican como en Japón, hasta hace no demasiados siglos, los relojes medían el día en horas que eran de diferente longitud dependiendo de la estación, y también por supuesto, de diferente longitud durante la noche… Ésto me recordó a mi historia y me volvió a llevar a pensar en como los diferentes modos de medir el tiempo influyen en nuestra vida.

Si medimos el tiempo tomando como referencia la salida y la puesta de sol, por ejemplo: si decimos que a la hora a la que sale el sol son las seis de la mañana y a la que se pone son las seis de la tarde, el “medio día” sería a las doce, exactamente entre esos dos puntos, y la “media noche” a las doce de la noche, también entre esos dos puntos.

En realidad, en Europa también se usó un sistema de este tipo, y supongo que de ahí viene esa nomenclatura, irrelevante ya, desde la implantación del sistema moderno.

¿Cómo afectaría esta forma de medir el tiempo en las vidas de las gentes de entonces? Para empezar, todos sus horarios estarían adaptados al momento del día en relación con la salida y la puesta de sol, por lo que en verano tendrían más tiempo para hacer sus tareas diarias, y probablemente, para la gente que trabajase el campo, este horario tendría que ver con las necesidades de la cosecha en cada estación… El invierno sería un momento más de recogerse, salir menos, y descansar más, mientras que el verano sería una época en la que se trabajaba más en la calle y se descansaba menos.

No he investigado mucho sobre el tema, pero también estoy seguro de que el ritmo del sol nos afecta biológicamente, ya que dicen que cuando más descansa el cuerpo es acostándote pronto y levantándote com la salida del sol. Quizás este ritmo, adaptado a cada estación, nos aportaría un mejor sueño y una mayor recuperación cada mañana…

Pero claro, la vida moderna exige horarios bien definidos. Divide el día en 24h inamovibles, de igual duración, que nos separan del ritmo “natural” del día, y tengo claro que esto nos condiciona. Sería complicado mantener un ritmo productivo en la empresa si en invierno se trabajase menos tiempo y coordinarse en un mundo globalizado sería aún más complicado.

No abogo por una vuelta al pasado, pero sí creo que hay beneficios en ser consciente de este ritmo más natural, y de cómo nos afecta en cada estación. Habrá cosas que no podamos cambiar o adaptar: el trabajo, la escuela, etc… Pero quizás sí habrá otras actividades que se pueden desplazar a un lugar más acorde con el lugar del cielo ocupado por el sol…

Cuando llega el otoño y los días se acortan, por ejemplo, a mí me gusta salir a pasear a horas que quizás en verano ni me plantearía (entre otras razones, por el calor…). Y en invierno prefiero recogerme antes, volver a casa con la puesta de sol. Hace frío y no es como en verano, que el calor y los largos días dan pie a largas estancias en la calle, además de que esas horas más cercanas al anochecer son más agradables de temperatura…

Otro detalle: Llevo ya unos años en los que me gusta dormir con la persiana abierta para que sea el sol cuando salga el que me despierte. Obviamente si te tienes que despertar muy temprano, habrá épocas del año en las que la alarma sonará antes de que salga el sol, pero creo que incluso cuando el sol sale antes de que suene esa pesada alarma, es bueno despertarse un poco antes… despertar con el día… y aprovechar ese tiempo de luz para salir un rato, hacer ejercicio, pasear, o simplemente desayunar tranquilamente con el amanecer.

Por eso también pienso que los cambios de hora que se realizan para adaptar el horario a las horas de luz en verano son realmente innecesarios e incluso negativos. Sobre esto hay muchos artículos y supongo que también estudios, pero tiene lógica… Básicamente estás desplazando una hora todo lo que haces en el día, incluido el sueño y las comidas. Tiene que tener algún impacto…

Para mi tiene más sentido permitir que en verano los días empiecen antes, dejar que acaben también antes (ya hay bastante día igualmente) y adaptar nuestros hábitos, poco a poco (con el paso de las estaciones) en lugar de pegar ese salto disruptivo dos veces al año…

Voy a terminar mencionando un tema relacionado sobre el caso particular de España:

Aquí vivimos en una franja horaria que no nos corresponde. Si no me equivoco, fue Franco el que decidió que España tendría la misma hora que Berlín (por simpatía ideológica supongo) y claro, Berlín está situada mucho más al este que España.

De hecho, mirando un mapa, España está alineada más con Gran Bretaña que con el resto de Europa, por lo que al menos sería lógico pensar que aquí tendríamos que tener una hora menos en los relojes.

Si lo pensamos, se habla mucho de “el horario europeo” y cómo los españoles tenemos un horario distinto, con el cual comemos y cenamos más tarde y nos acostamos también mucho más tarde que en el resto de Europa. Pero si te fijas bien, el hecho de que nuestra hora no se corresponda con la posición real del sol (al estar más al oeste, amanece más tarde y anochece más tarde también) hace que si aquí, por ejemplo, comemos a las 14h, eso sería equivalente a comer a las 13h o 12h en un lugar que está más al este de España (por la posición del sol).

El horario “tardío” de los Españoles no es más que una adaptación natural a la hora real, marcada por la salida y la puesta de sol.

Además, hay que tener en cuenta que estamos más al sur, y esto hace que en invierno el día sea más largo que en la zona norte de Europa, por lo que es natural cenar un poco más tarde…

Muchos otros países tienen una hora más acorde con su posición en la tierra, otros menos, y yo siempre aconsejo al viajar, no mirar tanto la hora del reloj en esos lugares, en su lugar, fijarse en cuando sale y se pone el sol y “traducirlo” a tu horario aquí para acostumbrarte de forma más natural y reducir el “jet lag”. Si donde viajas, el sol sale a las 6h y aquí sale a las 8h, para ti, mientras estás allí, las 6h son las 8h… 

Te aseguro que disfrutarás mucho más de los días de esta forma, y si estás de vacaciones y no necesitas mirar tanto el reloj, guíate por el sol y probablemente aproveches mucho más cada día…