En física, cuando un cuerpo comienza a moverse, al serle aplicada una aceleración, adquiere una velocidad. Si no actúa ninguna otra fuerza sobre ese cuerpo, se seguirá moviendo a esa velocidad para siempre. Si lo ves venir, sabrás de forma intuitiva cuando va a llegar al punto donde estás. Vamos… como cuando juegas al tenis…
En la vida cotidiana, hay muchas formas de «inercia» que se pueden percibir y que nos pueden ayudar en varios aspectos… especialmente si son «generadas» con una intención clara.
Empecemos por la parte más física:
Hay una cualidad que podemos transmitir en nuestro movimiento, ya sea caminando o al conducir un vehículo, una inercia clara o intención, un vector, que muestre de forma concisa lo que vamos a hacer en los momentos siguientes. Ha de ser claro, sin dudas, es un poco como si llevásemos una flecha apuntando hacia adonde vamos.
Otra persona, caminando cerca, puede «trazar» su ruta a nuestro alrededor con una gran probabilidad de que no haya colisiones o situaciones inesperadas.
Esta consciencia del espacio donde te mueves se trabaja mucho en la danza, especialmente en la improvisada como el Contact. Saber donde estás en el espacio en relación a los demás, pero no solo eso… saber como se mueve todo el mundo en relación a ti… Es lo que permite una fluidez aparentemente coordinada, un caos ordenado…
Todo esto es especialmente importante en la carretera, donde no hay ningún tipo de comunicación o contacto visual directo entre las personas. Además un vehículo es mucho más «torpe» en su movimiento y la intención se puede mostrar de forma mucho más limitada y sutil. Ser predecible se vuelve mucho más importante y frenazos inesperados, cambios de carril súbitos, etc… rompen la continuidad de la inercia provocando situaciones potencialmente de riesgo.
Pero esto no es un manual de conducción… así que:
Sigamos por la parte más sutil:
En las relaciones personales, hay también una serie de inercias que están constantemente comunicando intenciones, direcciones, posibles acciones, etc…
Estas inercias se pueden comunicar de muchas maneras, algunas verbales, algunas no verbales, pero de su claridad depende la fluidez con la que se desarrollará la relación. Esa claridad es clave, ya que la comunicación humana ya es imperfecta de por sí… No estamos en la «cabeza» del otro y es imposible conocer las motivaciones reales que hacen que actúe de cierta forma. Esto es importantísimo porque la tentación de pensar que sabemos por qué alguien ha hecho algo es muy grande y casi siempre lleva a equívocos.
Por eso esa claridad, esa «inercia» que puedes transmitir al otro es importante…
Y aquí llegamos al «quid de la cuestión»: Para comunicar claridad, ya sea en una relación, en un coche o caminando por la calle, primero lo tienes que tener claro tú.
Si tú no sabes lo que estás haciendo, lo que quieres, lo que ofreces, a donde vas (metafórica pero también literalmente) o tu nivel de compromiso, entonces comunicarás tu duda, confundirás al personal, y generarás situaciones comprometidas. Es inevitable…
Conclusión
Tu comportamiento genera una inercia en el tiempo que hace que las personas a tu alrededor sepan lo que pueden esperar de ti, tus reacciones, como actuarás en diferentes tipos de situaciones… Cuando esa inercia se rompe por una serie de acciones erráticas, donde no hay coherencia aparente en tus decisiones, generarás confusión, y más importante: una sensación de inseguridad donde desde fuera es dificil percibir quién eres tú realmente… cuáles son tus valores…
Que conste que no abogo por convertirnos en unos super auto-controladores personales… No va por ahí… Simplemente podemos intentar ser más conscientes de nuestra forma de ser hacia afuera para quizás poder empezar a relacionarnos con los demás de forma más armónica… Al fin y al cabo no estamos solos en el mundo…