Hay una tendencia que me jode bastante y que lleva ya años desarrollándose en nuestra sociedad «moderna»: Es la de tratar a las personas como si fuesen idiotas.
Se puede ver en cosas tan pequeñas como unir el tapón de las botellas de plástico a la propia botella para que no se pierda, un ejemplo que puede parecer una chorrada, pero cuyas implicaciones son bastante serias. El mensaje es básicamente: «Sois todos unos inútiles irresponsables». Dan por hecho que la gente es una guarra y te lo ponen un poco más difícil.
En este mundo tan polarizado, ya no es que mucha gente actúe desde ese lugar donde todas sus acciones acaban teniendo de base una razón política y que de alguna manera sientan la necesidad de demostrar su virtud y sus convicciones hasta cuándo van a hacer sus necesidades…
No… además de eso (que al fin y al cabo los demás podemos ignorar) van a juzgarte a ti según esos mismos parámetros. Van a interpretar cualquier gesto, palabra o acción que vean de otra persona y van a creer que, como ellos, esa persona las realiza con la intención específica de expresar una idea política.
¿Y si todo lo que hay fuera es algo de lo que nos tenemos que hacer cargo?
Una pregunta que en principio parece una locura… ¿Por qué iba yo a hacerme «responsable» de lo que no he hecho, de quién no soy, de cosas horribles que ocurren a mi alrededor por razones que muchas veces ni puedo empezar a entender?
No conocía a Ester Expósito hasta que el otro día me saltó un titular hablando de la nueva canción de Dani Martín, de El Canto del Loco. Me llevó a un lamentable ejercicio de escritura del nivel de un fanzine de instituto, pero que ha parecido superar los controles de calidad de El País… ese supuesto «periódico»…
Cuando vives desconectado, aislado de todo lo que tienes a tu alrededor, metido en tu cabeza, pensando que tu «ser» está limitado por tu mente y tu cuerpo, y observas el mundo desde ese pequeño punto de vista, es lógico tener miedo. También es lógico que uses todas las herramientas a tu alcance para intentar evitarlo…
Tu PODER entonces depende de la capacidad que tengas para conseguir que tu entorno se adapte a tus deseos. Todas las personas pasan a ser herramientas que manejar: objetos.
En este estado, todo lo que no tengas capacidad de controlar se convierte en una incógnita en el mejor de los casos, pero más habitualmente en una amenaza. La amenaza de lo desconocido, de que ocurra algo que tu vivas como perjudicial, algo que no tenías previsto… que duela.
Vivimos en un mundo donde cada vez más se tiende a eludir cualquier responsabilidad que implique un mínimo esfuerzo. Queremos no tener que trabajar o trabajar menos: disponer de nuestro tiempo libre para divertirnos. La gente cada vez tiene menos hijos porque no están dispuestos a «sacrificar» ni su tiempo ni su dinero, y cualquier esfuerzo más allá de mover el pulgar para hacer scroll en la red social de moda les parece excesivo…
Entiendo esa pulsión. Entiendo la comodidad de quedarse sentado y esperar a que otro te resuelva los problemas. No hacerse cargo de uno mismo y pedir, incluso a veces exigir, que lo haga otro: los gobernantes, los servicios sociales, tu pareja, quien sea… menos tú mismo…
Es la pulsión de volver a la infancia. Es la voluntad de nunca crecer.
En un mundo totalmente polarizado, y no por casualidad, políticos de todos los colores tienen un claro interés por, de alguna forma, dejar claro que estar con ellos es estar con los «buenos». Esta narrativa simplona y fácil de entender es perfecta para ellos, ya que apuntan a convencer a la gran masa que no se quiere complicar mucho la vida con profundas reflexiones o complejos argumentos:
Uno de los múltiples hechos que me tiene confundido últimamente es sin duda la cantidad de rechazo que veo por todas partes. Y no ya un rechazo sosegado, tranquilo… un no me interesas y punto… sigo con mi vida. No. Lo que veo es un ensañamiento con todo tipo de personas, una condena que nunca puede ser aliviada, un desprecio absoluto y un deseo de que esa persona rechazada desaparezca de la faz de la tierra.
Viendo un video de una señora que parecía un poco perdida con este tema, me he animado a escribir un poquillo…
Básicamente diferenciaba el hecho de «poner límites» de un «ultimatum» en la forma en la que comunicas a la otra persona lo que quieres en una relación. Algo muy sutil…
Nada más lejos de la realidad… La diferencia entre límite y ultimatum es tan clara y sencilla como la diferencia entre poner el foco en ti y poner el foco en el otro.
Vamos a ver… porque este tema ya me parece totalmente absurdo… Primero: El cuerpo humano ES natural, todos tenemos uno y según el sexo con el que nacemos tendremos polla, coño, tetas etc… Nada nuevo… llevamos miles de años aquí y compartimos estas características con el resto de mamíferos. Si a estas alturas alguien se escandaliza por ver unas tetas que se lo mire y punto…
Me sorprende la deriva que llevamos últimamente… parece que queremos imitar lo peor de otros países/culturas, donde siempre ha habido un puritanismo extremo y donde se escandalizaban con estas cosas mientras desde aquí la reacción solía ser de indiferencia (o al menos eso recuerdo… me estoy acordando del escándalo de Janet Jackson por ejemplo)
Acabo de terminarme esta novela de Ana Lasheras, a la que llegué un poco por casualidad probando Kindle Unlimited, después de empezar otras dos infumables y ya empezando a pensar que no había nada de ciencia ficción española que valiese la pena en esta plataforma…
Y empezó pareciéndome al menos decente en cuanto a escritura e interesante en cuanto a temática…
A veces me exalto hablando de política y después, casi siempre, acabo sintiéndome mal, con una sensación entre vergüenza y tristeza. Vergüenza porque me doy cuenta de que me expongo, mostrando algo de mi que realmente no me gusta, pero está… un «yo sé lo que es bueno y lo que es malo» que, por supuesto, no es real.
Veía un video sobre la «honestidad radical» y sus multiples ventajas, incluso en ámbitos en los que yo desconocía totalmente su aplicación. Una honestidad total no solo con los demás pero también con uno mismo, que aún pareciéndome fantástica y siendo algo que he compartido siempre, mejora no solo las relaciones con los demás, pero también ayuda (y esto lo desconocía) a reducir el riesgo de adicciones y otros problemas mentales que abundan en el mundo moderno.
Aquí voy a centrarme más en las relaciones porque éste video ha sido como una ráfaga de aire fresco después de observar la tendencia hacia una comunicación infantilizadora y deshonesta: la «Comunicación No Violenta», o CNV…
Llegó el día: colas en los colegios electorales, encuestas a la salida, tweets de gente votando… en definitiva: el pueblo eligiendo a sus representantes que llevarán nuestros pueblos, ciudades y gobiernos autonómicos. ¡Bien! ¿no?
Hay un ligero problema… en esta democracia solo podemos elegir quién se beneficiará de gobernar durante los próximos cuatro años. ¿Hay reamente poder de decisión cuando solo podemos elegir a un grupo de políticos de entre otros grúpos de políticos? Todos tienen algo en común: Son políticos.
Cuando vas acumulando años y en la vida ya has dado unas cuantas vueltas, te vas dando cuenta de lo que realmente es importante y lo que no lo es tanto… Y en las relaciones aprendes a valorar mucho a personas que han estado y siguen dispuestas a estar ahí aún cuando la forma de relacionarte con ellas haya cambiado.
La pareja es algo ya de por si complejo, pero con la edad se vuelve más complejo aún ya que normalmente somos más «especialitos» con nuestras cosas y unir dos mundos tan definidos no es facil.
Me fascina el mundo de los sueños, siempre lo ha hecho, y desde muy pequeño he buscado un significado, una clave, en multitud de libros, artículos o programas que se mueven entre la psicología y lo esotérico…
Mi conclusión es que en realidad todo debería de ser mucho más sencillo…
Creo que he mencionado esta idea muchas veces, pero ayer en las fiestas de San Isidro me chocó como han cambiado las cosas, y aunque en apariencia pueda parecer que es a mejor, creo que en realidad es todo lo contrario…
Un video en loop en el escenario de Las Vistillas repetía un mensaje (muy condescendiente en mi opinión) explicando todas las facilidades que había puesto el ayuntamiento para que las fiestas fuesen seguras y accesibles para todo tipo de público haciendo hincapié en discapacitados y mujeres, explicando todas las formas de denunciar una agresión machista (o sospecha de agresión) con puestos, grupos de whatsapp, etc… (curiosamente se olvidaron de los niños…)
Al margen del lugar en el que deja a las mujeres ese mensaje, y también al margen de que básicamente estaban haciendo publicidad para demostrar lo «virtuosos» que son de boquilla (estamos en campaña al fin y al cabo), para mi hay un asunto que me llama la atención y me parece muy perverso: la promoción del «cuidado vertical»
Los políticos te necesitan indefenso
Cada vez más, oímos el mensaje desde entornos políticos, normalmente progresistas pero también de derechas, de que el estado es el encargado de velar por nuestro bienestar. Y sí, en parte es correcto: Para eso está la policía y demás servicios disponibles para el ciudadano, así como la sanidad pública, la educación, etc…
Pero el problema llega cuando pasamos de tener disponible un servicio que podemos decidir cuándo y cómo usar, si lo necesitamos, a tener a una especie de ente superior que no solo está ahí para atendernos en momentos puntuales por nuestra propia decisión, sino además, vigilarnos y decirnos cómo actuar constantemente. Un poco como un padre pesado que no para de tratar a sus hijos como si fuesen bebés, impidiendo su desarrollo natural y su proceso de madurez…
Esta tarea que se han propuesto hacer los políticos de educarnos, decirnos como tenemos que pensar o actuar y, como en el caso de las fiestas: asegurarnos constantemente que están ahí para nosotros (que «nos cuidan»), es infantilizadora.
Y es una forma de organizar el apoyo que va de arriba a abajo, con ese ente que tiene el poder distribuyendo esos «cuidados» a los ciudadanos como si fuesen los profesores en un patio del recreo, cuidando que los niños no se hagan daño mientras juegan.
Los seres humanos tenemos un cerebro espectacular. Una mente pensante que está siempre maquinando y analizando todo lo que ocurre tanto fuera como dentro de nuestra persona.
Pero toda esta inteligencia tiene una consecuencia negativa importante que nos impide, primero: tener una experiencia plena de quiénes somos ahora mismo, no en el pasado o en el futuro… sino ahora en el presente. Y segundo: nos engaña con una sensación de progreso, de evolución o aprendizaje que es falsa…
Somos tan inteligentes que hemos conseguido engañarnos a nosotros mismos, tan bien, que podemos estar años así, sin darnos cuenta…
Quería poner «struggle of modern relationships» y no se si la traducción es la más adecuada… en fin… Empezamos:
Veía un video de un psicólogo que habla mucho sobre las relaciones desde un punto de vista crítico con el feminismo moderno, y comentaba el hombre que muchas mujeres con las que habla le comentan que son mujeres de éxito, con una carrera potente y buen sueldo, responsables y de «alto valor», y se ven en la situación de no encontrar hombres que estén «a su altura» para comenzar una relación. Se tienen que conformar con hombres de menos éxito o «valor» y muchas de ellas casi prefieren quedarse solas.
Ante esto, el hombre comenta algo así como «bienvenida al mundo de los hombres», dando a entender que esa es la posición que han tenido los hombres tradicionalmente, aportando todo ese valor en la relación para una persona que «claramente está por debajo»
No voy a entrar en el tema de si es la mujer o el hombre, o qué rol han de tener en una relación. No me interesa… Lo que me interesa es la visión transaccional que estas personas (sean hombres o mujeres) muestran al expresar esta queja.
Hay algo que no se puede concretar pero es importante igualmente. Algo que nos define ante el mundo y normalmente nunca llegamos a verbalizar. Es una esencia, llámalo «tu ser» si quieres.
En física, cuando un cuerpo comienza a moverse, al serle aplicada una aceleración, adquiere una velocidad. Si no actúa ninguna otra fuerza sobre ese cuerpo, se seguirá moviendo a esa velocidad para siempre. Si lo ves venir, sabrás de forma intuitiva cuando va a llegar al punto donde estás. Vamos… como cuando juegas al tenis…
En la vida cotidiana, hay muchas formas de «inercia» que se pueden percibir y que nos pueden ayudar en varios aspectos… especialmente si son «generadas» con una intención clara.
Ya escribí sobre esto de forma general hace un tiempo: la frasecita de marras de Simone de Bouvoir… pero el otro día vi un ejemplo perfecto de lo dañino de esa forma de entender la vida que da carta blanca a la instrumentalización del dolor ajeno para avanzar tu causa.
Se ha hecho viral la denuncia que han hecho unas chicas a un policía que se había infiltrado en movimientos sociales en Cataluña y durante años mantuvo relaciones con ellas, alguna de más de dos años según leo.
Hubo una época en la que mis hijos no habían nacido aún y yo era un chavalín inconsciente que deambulaba con sus movidas de un lado a otro, pero sin embargo ellos estaban presentes.
Si se lo dices te mirarán incrédulos… “¿De que me hablas?” podrían preguntar… Pero eso solo es la superficie de un mar inmenso que nos azota a todos: la eternidad; la permanencia…
Sé que nunca llegué a verte realmente. Creé una imagen de ti en mi mente y di por supuesto que esa imagen eras tú.
Para bien o para mal, no fui capaz, o mejor dicho no quise mirar más limpiamente para conocer a la persona que se escondía detrás de mis suposiciones, mis conclusiones y prejuicios porque era más cómodo, más fácil.
Hace muchos años escribí una historia corta donde el protagonista, un anciano de la época antigua, subía todos los días a una montaña a medir la posición de una “estrella”.
En la historia, escrita desde el punto de vista del hombre, él mencionaba como las horas eran más largas en verano, y no se si entraba a hablar en detalle sobre esta idea, pero si recuerdo haber pensado que por lógica, la humanidad en sus tiempos más antiguos, debió haber medido el tiempo en base a la salida y la puesta de sol (en realidad, viendo los antiguos relojes de sol queda bastante claro), por lo que en invierno (en el hemisferio norte), si dividimos el día en un número fijo de horas, éstas serían más largas en verano, cuando el día dura más…
Ayer me encontré con un video donde explican como en Japón, hasta hace no demasiados siglos, los relojes medían el día en horas que eran de diferente longitud dependiendo de la estación, y también por supuesto, de diferente longitud durante la noche… Ésto me recordó a mi historia y me volvió a llevar a pensar en como los diferentes modos de medir el tiempo influyen en nuestra vida.
A veces pienso que las despedidas definitivas son mejores cuando ninguno sabe que lo son. Cuando puedes mirar atrás y recordar ese momento donde viste a esa persona por última vez, sin saber que sería la última.
No puedo empezar a enumerar todo lo que este hombre ha significado en mi vida… Desde que tengo recuerdos sus discos han sido un acompañamiento permanente, y su voz, su pedazo de voz igual…
Siguiendo la linea de lo que lleva ocurriendo ya años, volvemos a tener otro episodio donde se pone de manifiesto la necesidad de control, el autoritarismo, el intento de infantilización forzada de la gente y una posición de superioridad moral esperpéntica digna de cualquier dictador de tres al cuarto sacado de nuestro oscuro pasado y actualizado con vestimentas de colores y purpurina.
Hace poco me surgió un encargo diferente: pinchar música en una fiesta (principalmente de gente más bien mayor). Me pasaron una pequeña lista de temas que les gustaban con estilos que iban desde el disco de los 70, pasando por música española desde los 60 hasta los 90 y temas sueltos por ahí mas modernos. Vamos… una selección super variopinta de canciones que yo (en teoría) debía usar como base para elaborar una playlist de 3 horas de estilos “similares”.
Escuchando a personas defender el modelo de “relación abierta” me llama la atención como casi siempre esta defensa se hace contraponiendo este modelo con lo que ellos entienden por relación monógama, pero que está muy lejos de lo que realmente significa una relación exclusiva sana… Una especie de “hombre de paja” que pretende mostrar la relación abierta como el summum de la libertad opuesto al opresivo modelo “tradicional”.
Hay una máxima en la improvisación: dar siempre un «sí». Esto lo sé porque un amigo mío trabaja con este tema.
Cualquier situación que se presenta durante la improvisación se acepta, se integra y se juega con ella… ¿Por qué no jugar también con las situaciones que se nos presentan en la vida?
Vuelvo a ver el Show de Truman, un peliculón en toda regla, y me fijo en algunos detalles… “toma de consciencia” lo llaman… o “darse cuenta” por decirlo de forma menos pretenciosa…
Recuerdo la primera vez que fui a ver una charla de Sergi Torres… en un pequeño local de Lavapiés hace unos 9 años. Ya había escuchado alguno de sus videos y me fascinaba su capacidad para desentramar la aparente complejidad de la vida, las relaciones, la consciencia…
Hoy acabo de ver su última charla en Barcelona, parece que última en el sentido literal… no habrá más… un final, un principio, no tengo ni idea…
He visto el vídeo de Rigoberta Bandini “Ay Mamá” y la respuesta de los Meconios “Ay Papá”, presentada como parodia pero igualmente con un tinte emotivo en su reivindicación de la labor del padre en la crianza. Hay algo que no me ha gustado en ambas canciones y es el intento de politizar este tema tan fundamental en nuestras vidas.
En concreto me estoy refiriendo a la línea donde habla del miedo a las tetas/penes y donde en la versión sobre los papás aprovecha para hablar de la criminalización del hombre. En la original, en el vídeo, te mete la “pullita” de la teta gigante destruyendo a la nave “hombre”.
La deriva narcisista de las redes es algo que cada vez me llama más la atención… Un paseo por Twitter, Instagram, Facebook o Youtube se convierte en un complicado ejercicio de filtrado donde cada vez es más dificil encontrar contenido honesto y que merezca la pena.
Parece que hemos normalizado el “clickbait” hasta tal punto que creo que hay gente con contenido honesto que al final acaba sucumbiendo a esta práctica porque ven que “es la única manera” de conseguir algo de atención… Titulares engañosos o directamente falsos, fotos trucadas, etc…
Hoy voy a hablar de algo ligeramente diferente, aunque al final va todo hacia el mismo lugar…
Me voy a meter de lleno en un tema polémico más que nada porque todo el mundo, incluso gente con cero experiencia personal en la crianza, tiene una opinión.
Yo también tengo mis opiniones y mi experiencia como padre de dos niños (ahora adolescentes, uno de ellos recién llegado a la mayoría de edad).
El resumen de lo que quiero decir es básicamente el título de este texto, pero voy a entrar a explorarlo:
Hay una frase famosa, cliché ya, que siempre me ha resonado como absurda, es la muy repetida «Lo personal es político» de Simone de Beauvoir. Ignoro el contexto en el que pronunció esta frase, y la conexión que voy a hacer es totalmente mía, sin bases históricas… pero interesante para mi…
Ay ay ay… todo vuelve, las viejas modas, los pantalones campana… vienen, se van… Pero si hay algo constante es la obsesión de algunas personas por controlar la vida de los demás… ya sea por religión, ideología o cualquier otra razón…
Es curioso que se habla mucho de no juzgar a los demás, como si fuese algo malo cuando justo ese principio lo que de alguna manera promueve es la idea de que no hay acciones «malas» ni «buenas». Por otro lado, realmente no se trata de no juzgar sino de ser consciente de nuestros juicios, haciéndonos cargo sin proyectarlos en el otro… Por eso no está ni bien ni mal juzgar, es algo humano que hacemos, y como toda acción humana quizás podríamos empezar por prestar atención al lugar desde donde nace.
¿Recuerdas cuando eras pequeño o pequeña? ¿Cuando hacías una carrera con tus amigos? Si ganaste alguna vez y saltaste de alegría quizás por tu boca salieron las palabras: “¡¡Soy el mejor del mundo!!”
Yo recuerdo las competiciones de salto en bici por el monte, marcando con una raya en la arena el récord de salto y las horas que nos pasábamos intentando superarlo… lo mantuve unas semanas… hasta que otro amigo consiguió un salto espectacular… teníamos 11 años y ese era nuestro mundo…
Vivimos tiempos difíciles para la individualidad (que no el individualismo). Lo que llaman igualdad al final pretende que nadie sobresalga en nada y que todos seamos indistinguibles, así algo icónico como ha sido siempre el coche se está volviendo utilitario, aburrido, feo y al final… irrelevante.
Dentro del espectro que va entre el autoritarismo y la libertad siempre me he posicionado claramente en el segundo campo con independencia de cualquier ideología política. Es cierto que hace mucho tiempo solía pensar que las ideas de izquierdas estaban más alineadas con la idea de libertad, cosa que los últimos años he ido viendo que es falso. Tampoco creo que las ideas de derechas vayan por ahí, por cierto…
Verónica Forqué se ha suicidado y al parecer su última aparición en la tv fue en un programa de mierda donde mostró su vulnerabilidad para inmediatamente ser el haz de reir de las redes (para esos va el título de este texto, por cierto).
Despertar temprano y buscar la distracción. Hacer algo porque hay que hacer algo, siempre, rellenando los huecos naturales que la vida deja entre cada cosa que ocurre. Tener una tarea para sentirte útil de nuevo y pensar: “Ahora hay algo que puedo dar, que puedo entregar y observar: ¿Hay una respuesta? ¿Sirve de algo? ¿Afecta al entorno?” Como un científico que experimenta tocando aquí y allá, mezclando una sustancia con otra… “Ah! Hay reacción!” Algo nuevo sucede y el sentimiento de satisfacción crece llegando a un pico para luego descender poco a poco… Volvemos a la “normalidad”… La vida continúa.
La música…. Vibraciones del aire que llegan a los oídos y producen toda clase de sensaciones. Siempre me he preguntado qué tiene la música que la separa de los demás sonidos “mundanos” como conversaciones irrelevantes, gritos reivindicativos o susurros intentando convencerte de algo con mayor o menor éxito…
La música, al fin y al cabo también cuenta cosas, también habla y puede querer incluso influenciarnos, pero no pretende nada, no exige tu acuerdo, le da igual tu interpretación, simplemente es, y lo que evoca al ser escuchada es tan personal y propio de cada uno, tan intimo que ni el artista podría anticiparlo…
Ayer se fue uno de los pensadores más importantes que hemos tenido el privilegio de poder escuchar y leer en España. Una persona que no solo ha reflexionado y abanderado la libertad individual en contraposición a las ideas colectivistas, si no que además ha tenido la valentía (osadía quizás) de evolucionar y cambiar su forma de pensar sin problema alguno a lo largo del tiempo.
Parece que el dinero lo puede todo, o al menos es lo que casi todo el mundo parece pensar, y como un hechizo lanzado sobre la población mundial, sus efectos han moldeado nuestra cultura y percepción de los acontecimientos desde hace muchos años, cada vez de forma más eficiente.
Pero, ¿Como se consigue semejante proeza? ¿Como se anula la capacidad crítica de millones de personas? El dinero no es suficiente, hace falta usarlo de forma correcta en lo que es realmente una guerra abierta contra la población mundial. Una guerra para conseguir eliminar cualquier atisbo de individualidad y capacidad creativa de pensamiento. ¿Para qué? Para nunca volver a ser una amenaza para los poderes establecidos.