Parece que el dinero lo puede todo, o al menos es lo que casi todo el mundo parece pensar, y como un hechizo lanzado sobre la población mundial, sus efectos han moldeado nuestra cultura y percepción de los acontecimientos desde hace muchos años, cada vez de forma más eficiente.
Pero, ¿Como se consigue semejante proeza? ¿Como se anula la capacidad crítica de millones de personas? El dinero no es suficiente, hace falta usarlo de forma correcta en lo que es realmente una guerra abierta contra la población mundial. Una guerra para conseguir eliminar cualquier atisbo de individualidad y capacidad creativa de pensamiento. ¿Para qué? Para nunca volver a ser una amenaza para los poderes establecidos.
Vuelvo a las relaciones: ¿Cómo podemos saber si una relación es auténtica? Primero… por relación auténtica me refiero a una relación donde hay una comunicación real entre las personas. Se podría argumentar que sin esto no hay relación realmente, simplemente personas que interactuan.
Partiendo de la base de que la comunicación ha de ser real, tenemos dos factores importantes: primero, que el emisor de un “mensaje” sea honesto y no oculte o intente engañar al otro y segundo, que el receptor reciba de buena fe esta comunicación. Basicamente honestidad y confianza. Por supuesto, ha de ser algo bidireccional.
Según escribo esto acabo de terminar de subir el disco nuevo a CDBaby para su distribución online después de todo el verano liado con la re-mezcla y masterización de los 9 temas que lo componen… Ha sido una paliza, pero en fin… en algún momento hay que darlo por terminado…
El disco lo componen 7 temas que fui publicando como singles desde las navidades de 2020 hasta finales de la primavera pasada (revisados con algunos elementos nuevos tipo coros/teclas/etc…) y dos temas nuevos que aún no he publicado. Estos dos temas cerrarán el disco y son:
The Answer is your Life: Un tema cañero, más garajero pero con toques psicodélicos sesenteros.
A New Leap of Faith: El último tema del disco y que al final le da el nombre ya que después de todo proceso intenso en la vida viene ese momento en el que puedes volver a abrir los ojos y ves el mundo de forma nueva…
Ambos temas junto a los anteriores 7 estarán disponibles el 1 de Octubre de 2021 (Justo dentro de dos semanas) si todo el proceso de publicación va como es debido.
En los libros de la serie de los robots de Isaac Asimov, se contaban historias que ocurrían en diferentes momentos del futuro de la humanidad, pero uno de esos momentos que me llamó mucho la atención fue lo que el autor llamaba la “primera ola” de expansión humana por el espacio.
Hoy, en la segunda luna llena de agosto, en una preciosa noche de verano, nos tomamos la última en la Higuera… como tantas otras noches pero esta vez de verdad…
Y es, en ese momento preciso, cuando todas las memorias comienzan a salir a borbotones… como las lágrimas de dolor cuando pierdes lo que de alguna manera ha sido tu segunda casa…
Circulan mucho ultimamente mensajes pseudo-newage donde se habla de conceptos como la responsabilidad personal, hacerse cargo, etc… y esto estaría genial si no fuera porque muchas veces las frases para facebook que se suelen compartir simplifican demasiado algo complejo o directamente extienden ideas dañinas.
Un concepto que creo que no se entiende bien es el de “el otro como un espejo”, y veo tanto casos donde se recibe como básicamente “toda la culpa de lo que te ocurre es tuya” o diréctamente se usa de una forma culpabilizadora hacia los demás, con frases tipo: No te han hecho daño, simplemente te duele que no se cumplieron tus expectativas.
Olor a tabaco, colillas y sudor… casi verano y el sol da bastantes treguas pero cuando pega: pega. Muy romántico todo esto mientras en realidad, el humo del cigarro me entra en los ojos y no me permite ni leer ni escribir con comodidad… una vez en la página, todo queda mejor. La realidad es aburrida, o la verdad, como decía Escorbuto: “puta frustración”
No suelo hacer ningún comentario político en esta página, lo que no implica que no tenga mi opinión sobre los hechos que han ido ocurriendo en nuestra sociedad los últimos meses, opinión que suelo reservar para mi círculo privado.
Tras lo ocurrido en Vallecas, me apetece expresar alguna reflexión.
Un pequeño intercambio en Facebook me motivó para recuperar el tema del arte. ¿Qué es el arte?
Es una pregunta sobre la que se ha escrito mucho y tiene su complejidad, especialmente porque el significado, o lo que a ojos del mundo hace a algo ser arte ha cambiado y evolucionado.
Actualmente creo que el término está pervertido y al servicio de una industria de “expertos” que lo usa para inflar el valor de según que artistas a ojos de un público que desconoce el valor de las obras y está dispuesta a pagar cantidades exageradas por estas.
Aquí voy a exponer lo que para mi significa la palabra arte, lo que me sirve en mi día a día y que de alguna manera me permite ser autónomo para decidir los “objetos” que yo considero arte y los que no. Ya adelanto que no es una definición que sirva para nada más que eso: una especie de “guía” personal.
Hace muchos años me compré una tableta gráfica de esas antiguas, sin pantalla, con la que podías dibujar con un lapiz especial en el ordenador. Siempre me ha gustado dibujar, aunque no es algo que haya practicado nunca en plan serio…
Al contrario de lo que desde los diferentes poderes nos intentan hacer creer y promocionan activamente, nuestros problemas y nuestra felicidad no dependen realmente de ellos y muestro bienestar no será provisto desde «arriba».
Todo sistema vertical crea opresión y dependencia.
Ningún partido político te va a solucionar la vida, ninguna empresa va a cuidar de ti y al estado le importas un comino como persona. Los únicos que podemos cuidarnos, apoyarnos y ayudarnos a levantarnos después de una caida somos nosotros y nosotras juntos, creando relaciones horizontales de interdependencia…
Amistad, familia, familia extendida, vecinos, personas a nuestra altura que desde el amor y la inclusión del otro en uno mismo pueden darse sin esperar nada a cambio y recibir libremente, sin sentirse dependientes.
Ellos buscan aislarnos, promueven el individualismo y la infantilización de la sociedad para mantenernos dependientes y bajo su poder. Romper las cadenas es solo cuestión de empezar a hacernos cargo de nuestras vidas, tanto a nivel individual como colectivo, y dejar de esperar que nuestras necesidades sean satisfechas desde arriba.
Por eso brindo por restablecer los vínculos horizontales de apoyo mutuo y romper los verticales que nos someten. Feliz 8M y mucho amor!
El otro día leí un artículo del NYT… (por encima… es complicado absorber en su totalidad la basura en forma de texto que se presentaba allí…). No voy a poner un enlace a semejante aberración, pero no es difícil de encontrar…
En el susodicho, el autor nos intentaba convencer de las bondades de dejar atrás nuestro pensamiento crítico, que no perdiésemos el tiempo dando nuestra atención a según que fuentes de información, y que simplemente mirásemos qué dicen las fuentes oficiales sobre esas otras fuentes «chungas» que no deberíamos ni atrevernos a ojear…
Este es otro texto que escribí hace algo más de un año y me apetece compartir aquí en mi web ya que sigo viéndolo igual de relevante:
Hay una cuestión que me lleva mucho tiempo rondando la cabeza. Tiene que ver con la libertad de ser lo que eres y decidir desde el lugar en el que estás, con tus patrones inconscientes y tus momentos de claridad. Con el nivel de consciencia que tengas en este momento, que siempre es el que es, no el que a otros les gustaría que fuera, o el que otros piensen que deberías tener.
Hace algo más de un año escribí esto y lo comparto ahora en esta web. Fue antes del asunto del año pero visto lo visto creo que es más relevante aún. La foto la he puesto después en otro texto pero originalmente correspondía a este…
La emancipación es un derecho. Dejar de vivir tutelado por otros es algo fundamental para el crecimiento y la libertad personal. Pero esa emancipación también implica una responsabilidad. Implica hacerte cargo de tu propia vida, de tus emociones. De que cada uno es quien es y es como es y si en algún momento se te pasa por la cabeza pensar en que alguien debería cambiar lo que sea (y da igual el qué o el por qué, incluso el “alguien” que puede ser desde una persona concreta hasta la sociedad o el mundo en el que vivimos) el que “se lo tiene que mirar” eres siempre tú. Hasta que no asumes esto serás siempre dependiente, como un niño, de lo que otras personas hagan o dejen de hacer. Y ahí eres controlable y manipulable. Siempre que necesitas algo de alguien eres manipulable. Cuando aceptas es cuando puedes ser libre de verdad y desde ahí llegar a ser un verdadero adulto. Y que conste que la palabra aceptar no implica que algo te guste. Simplemente que reconoces la realidad tal cual es y haces lo que necesites hacer tú, para ti, al respecto, aceptando las consecuencias y desde tu integridad.
Voy a poner una idea sobre la mesa… una idea un poco radical… descerebrada quizás, y que puede enfrentar una creencia metida profundamente en nuestras mentes (me incluyo). La idea es:
Ahí la dejo…
Antes de que me empeceis a lanzar tomates o cosas peores voy a explicar un poco lo que quiero decir:
La humanidad ha buscado crear formas ideales de organizarse socialmente a través de toda la historia, formas que han ido evolucionando con el tiempo y contexto social de cada momento, pero que suelen tener algo en común: no funcionan en la práctica.
Y creo que hay algo importante que muchos, especialmente personas que ostentan el poder, no acaban de ver: Todo sistema que pretenda crear una socidedad armoniosa y solidaria, impuesto desde “arriba”, está condenado al fracaso.
Hay una prepotencia tremenda en el hecho de pensarse con la capacidad de crear ese sistema perfecto. Solo este hecho ya planta la semilla de la imposibilidad porque de inicio divide a las personas en dos grupos: los que tienen la “solución” y a los que se aplicaría esa “solución”. Los que tienen el poder y los que no (por su propio bien, claro).
El problema es que ese sentimiento de tener la “solución” a todos los problemas nace de una profunda falta de aceptación del otro y de la realidad en la que se vive (en el mejor de los casos) o de un deseo patológico de tener poder sobre los demás (en el peor).
Por lo tanto, sistemas que en un principio podrían parecer ideales se convierten en una distopía al ser forzados sobre la sociedad, normalmente con resultados catastróficos. El siglo 20 está lleno de tristísimos ejemplos…
Lo que nace del odio, genera odio.
Lo que nace del enfrentamiento, genera enfrentamiento.
La solidaridad real es voluntaria, la armonía real es una consecuencia directa del nivel de consciencia de las personas que interactuan en sociedad, no del miedo al castigo. Nada de eso puede ser forzado, y al ser impuesto se convierte siempre en un sistema totalitario.
Por eso la solución es simple y al mismo tiempo imposible de aplicar, de forzar, de planificar o implementar desde el poder:
Es sencillamente el amor.
El amor, que para mi es la capacidad de integrar al otro en tí, es lo único que hace que tomes decisiones que no te benefician a ti por solidaridad con otra persona. Ya que el otro te importa genuinamente. Si el otro te importa, si hay amor, tus acciones nacerán desde el cuidado, tanto de ti mismo, como de los demás, y es solo ahí donde se puede generar una armonía real. Donde cualquier conflicto se puede resolver desde un lugar, no de imposición del que tenga más poder sobre los demás, sino desde una genuina busqueda de soluciones que puedan satisfacer a todas las partes.
Pero es obvio que no vivimos en un mundo que funcione así. Es obvio que la mayoría de decisones que nos afectan no nacen del amor. Es obvio que estamos aún anclados en una lucha de poder que se reproduce desde los grandes conflictos mundiales hasta las relaciones individuales más íntimas entre las personas. ¿Se puede hacer algo al respecto?
No lo sé.
Creo que el mero hecho de buscar una solución que se pueda aplicar la invalida como solución.
De lo que estoy seguro es de que este mundo en el que vivimos nos esta reflejando constantemente nuestras sombras. Estoy seguro de que vivir en este mundo y ver fuera todo tipo de situaciones y eventos que no nos gustan nada nos puede servir para iluminar todos esos aspectos internos que nos desagradan, que no podemos aceptar y que preferimos proyectar fuera, en el otro.
Hay un posible aprendizaje real donde cada uno puede hacerse cargo de su vida.
Y es quizás a través de ese viaje a nuestras profundidades individuales como podríamos llegar a una sociedad donde podamos mirar fuera sin rencor, sin odio, con comprensión y amor. Quizás ese viaje de emancipación personal es lo que puede traer una emancipación real de la humanidad como conjunto.
Solo entonces, cuando los poderes paternalistas que nos controlan como si fuesemos niños pequeños se vuelvan irrelevantes, solo entonces, tendremos la madurez suficiente como para decidir como queremos vivir en sociedad por nosotros mismos.
Creer que puedes analizar y comprender a alguien observándole o interactuando es una ilusión. Mirar como el otro te “toca” a ti y lo que despierta es en cambio una herramienta de aprendizaje y auto conocimiento brutal.
No sé cuántas veces habré visto esta película. Quizás 20, quizás 30… Quién sabe… El caso es que es una de mis películas favoritas y sin duda de las mejores que he visto. Charlie Kaufman y Michel Gondry me parecen genios y tanto la forma de narrar la historia como de presentarla visualmente, me parecen realizadas desde un lugar de cuidado e intimidad con el espectador precioso.
Creo que se puede caer en el cliché de que se trata de una simple historia romántica donde “el amor triunfa al final” ante una adversidad tan grande como es perder la memoria, como si hubiera algo más profundo que queda, que permanece… Algo similar pude interpretar yo mismo cuando la vi por primera vez hace unos 15 años, aunque lo bonito es que cada vez que la veo saco algo nuevo, alguna sutileza en la que no me había fijado.
El caso es que la volví a ver el otro día después de bastante tiempo y me sorprendí con una forma de entender la película totalmente distinta…
Un amigo me comentó: tu ultima canción es muy bonita pero triste.
Lo primero que me viene a la mente al escuchar esto es: ¿y qué pasa si una canción es triste? Al fin y al cabo cada uno recibimos cada canción que escuchamos desde nuestro punto de vista, nuestra realidad. Lo que alguien interpreta como triste otra persona podría verlo como algo liberador o sanador. Como lo recibimos o como resonamos con una letra, un poema o una pieza artística nos puede decir mucho de quién somos en ese momento. Probablemente mucho más que sobre el creador mismo…
En un mundo donde el contenido es compartido cada vez más en grandes plataformas como facebook, twitter, instagram, etc… y cada vez menos desde sitios web de los propios creadores, el acto de tener una página web parece revolucionario aunque quizás también destinado a la irrelevancia…
¿Cuantas personas buscan a los creadores sin pasar por intermediarios? Ninguna que yo conozca. Al final, cuando te interesa un medio, una persona que comparte contenido, sea texto, video, sonido, etc… lo acabas siguendo en una gran red social. Es cierto que hacen la vida más fácil ya que centralizan todo el contenido, pero al mismo tiempo lo controlan…
Yo mismo tengo cuentas en todos esos medios, y al final, si alguien consume mi contenido es desde ahí. La gente no va a buscar tu página, tu blog, etc… a no ser que esté dentro de una gran plataforma.
Pero piensa en lo que eso significa: Ellos pueden censurar o controlar todo el contenido que distribuyen. Ellos pueden limitar la libertad de expresión de sus creadores dado que son empresas privadas.
Una vez la religión ha sido relevada del cargo de proporcionar calma a la humanidad mediante la fe en algo más grande que nos libere del miedo a la muerte y la incertidumbre de esta vida que podría parecer no tener sentido, me da la sensación de que ha habido varios candidatos a sustituirla, pero uno de estos candidatos me parece especialmente peligroso en estos momentos: la ciencia.
La famosa frase que Janis Joplin cantaba en el tema de Kris Kristoferson, Me and my Bobby McGee, podría sonar un poco derrotista. De alguna manera da la impresión de que la verdadera libertad implica haberlo perdido ya todo. Una vez no tienes ataduras y no hay riesgo de que tus acciones tengan como consecuencia que alguien se vaya o que tengas que sacrificar algo que posees, ya puedes ser tu mismo y ejercer tu libertad totalmente sin preocupación alguna.
Pero quizás esa visión derrotista no es necesariamente la única posible. Quizás se puede profundizar un poco más.
Si planteamos la posibilidad de que no poseemos nada desde el principio, que cualquier percepción que tengamos en esa línea no es más que una ilusión, entonces se podría decir que en realidad nunca tuvimos nada que perder…
No soy una persona que haya crecido en un entorno rural. No me he criado entre vacas, gallinas y cerdos ni he cultivado la tierra. En ese sentido estoy más cerca, supongo, de ser un urbanita como la mayoría de nosotros. Pero sí crecí en un pueblo a tiro de piedra del monte, lo cual fue una gran oportunidad para aprender a tomar consciencia de que somos parte de la tierra que pisamos.
Vivimos en un mundo de adultos infantilizados… Niños en cuerpos grandes que esperan con ansia la nueva orden del gobierno que les calme sus miedos irracionales a los que no se quieren enfrentar mientras se distraen con la última serie de Netflix…
Esto hace que, estemos o no de acuerdo con las medidas que nos imponen para frenar lo que ya muchísimos médicos dicen que no se puede calificar de pandemia, de alguna manera sigamos esperando algo, una solución externa, venga de unos o de otros, cuando esa solución está exclusivamente en cada uno de nosotros.
Desde los confines de la historia el ser humano a evolucionado como ser social. Solos eramos vulnerables, juntos eramos poderosos. Todo avance humano se ha hecho en grupo y colaborando (ya sea de forma voluntaria o no, que sería otro tema).
Además el ser humano es un mamífero, un ser sexuado. Nuestras sociedades siempre se han formado desde esa báse tan física, tan animal, tan “básica” y sobre esa base hemos construido un mundo que al final se ha acabado avergonzando de su propia naturaleza. Nos hemos separado de nuestros orígenes.
Ésto no pretende ser una apología de una imposible vuelta al pasado, ni nada que se le parezca, por donde voy tiene más que ver con el hecho de que negando quienes somos nos estamos perdiendo.