Viendo un video de una señora que parecía un poco perdida con este tema, me he animado a escribir un poquillo…
Básicamente diferenciaba el hecho de «poner límites» de un «ultimatum» en la forma en la que comunicas a la otra persona lo que quieres en una relación. Algo muy sutil…
Nada más lejos de la realidad… La diferencia entre límite y ultimatum es tan clara y sencilla como la diferencia entre poner el foco en ti y poner el foco en el otro.
Acabo de terminarme esta novela de Ana Lasheras, a la que llegué un poco por casualidad probando Kindle Unlimited, después de empezar otras dos infumables y ya empezando a pensar que no había nada de ciencia ficción española que valiese la pena en esta plataforma…
Y empezó pareciéndome al menos decente en cuanto a escritura e interesante en cuanto a temática…
A veces me exalto hablando de política y después, casi siempre, acabo sintiéndome mal, con una sensación entre vergüenza y tristeza. Vergüenza porque me doy cuenta de que me expongo, mostrando algo de mi que realmente no me gusta, pero está… un «yo sé lo que es bueno y lo que es malo» que, por supuesto, no es real.
Veía un video sobre la «honestidad radical» y sus multiples ventajas, incluso en ámbitos en los que yo desconocía totalmente su aplicación. Una honestidad total no solo con los demás pero también con uno mismo, que aún pareciéndome fantástica y siendo algo que he compartido siempre, mejora no solo las relaciones con los demás, pero también ayuda (y esto lo desconocía) a reducir el riesgo de adicciones y otros problemas mentales que abundan en el mundo moderno.
Aquí voy a centrarme más en las relaciones porque éste video ha sido como una ráfaga de aire fresco después de observar la tendencia hacia una comunicación infantilizadora y deshonesta: la «Comunicación No Violenta», o CNV…
Cuando vas acumulando años y en la vida ya has dado unas cuantas vueltas, te vas dando cuenta de lo que realmente es importante y lo que no lo es tanto… Y en las relaciones aprendes a valorar mucho a personas que han estado y siguen dispuestas a estar ahí aún cuando la forma de relacionarte con ellas haya cambiado.
La pareja es algo ya de por si complejo, pero con la edad se vuelve más complejo aún ya que normalmente somos más «especialitos» con nuestras cosas y unir dos mundos tan definidos no es facil.
Quería poner «struggle of modern relationships» y no se si la traducción es la más adecuada… en fin… Empezamos:
Veía un video de un psicólogo que habla mucho sobre las relaciones desde un punto de vista crítico con el feminismo moderno, y comentaba el hombre que muchas mujeres con las que habla le comentan que son mujeres de éxito, con una carrera potente y buen sueldo, responsables y de «alto valor», y se ven en la situación de no encontrar hombres que estén «a su altura» para comenzar una relación. Se tienen que conformar con hombres de menos éxito o «valor» y muchas de ellas casi prefieren quedarse solas.
Ante esto, el hombre comenta algo así como «bienvenida al mundo de los hombres», dando a entender que esa es la posición que han tenido los hombres tradicionalmente, aportando todo ese valor en la relación para una persona que «claramente está por debajo»
No voy a entrar en el tema de si es la mujer o el hombre, o qué rol han de tener en una relación. No me interesa… Lo que me interesa es la visión transaccional que estas personas (sean hombres o mujeres) muestran al expresar esta queja.
Hay algo que no se puede concretar pero es importante igualmente. Algo que nos define ante el mundo y normalmente nunca llegamos a verbalizar. Es una esencia, llámalo «tu ser» si quieres.
En física, cuando un cuerpo comienza a moverse, al serle aplicada una aceleración, adquiere una velocidad. Si no actúa ninguna otra fuerza sobre ese cuerpo, se seguirá moviendo a esa velocidad para siempre. Si lo ves venir, sabrás de forma intuitiva cuando va a llegar al punto donde estás. Vamos… como cuando juegas al tenis…
En la vida cotidiana, hay muchas formas de «inercia» que se pueden percibir y que nos pueden ayudar en varios aspectos… especialmente si son «generadas» con una intención clara.
Hubo una época en la que mis hijos no habían nacido aún y yo era un chavalín inconsciente que deambulaba con sus movidas de un lado a otro, pero sin embargo ellos estaban presentes.
Si se lo dices te mirarán incrédulos… “¿De que me hablas?” podrían preguntar… Pero eso solo es la superficie de un mar inmenso que nos azota a todos: la eternidad; la permanencia…
Sé que nunca llegué a verte realmente. Creé una imagen de ti en mi mente y di por supuesto que esa imagen eras tú.
Para bien o para mal, no fui capaz, o mejor dicho no quise mirar más limpiamente para conocer a la persona que se escondía detrás de mis suposiciones, mis conclusiones y prejuicios porque era más cómodo, más fácil.
A veces pienso que las despedidas definitivas son mejores cuando ninguno sabe que lo son. Cuando puedes mirar atrás y recordar ese momento donde viste a esa persona por última vez, sin saber que sería la última.
Escuchando a personas defender el modelo de “relación abierta” me llama la atención como casi siempre esta defensa se hace contraponiendo este modelo con lo que ellos entienden por relación monógama, pero que está muy lejos de lo que realmente significa una relación exclusiva sana… Una especie de “hombre de paja” que pretende mostrar la relación abierta como el summum de la libertad opuesto al opresivo modelo “tradicional”.
Recuerdo la primera vez que fui a ver una charla de Sergi Torres… en un pequeño local de Lavapiés hace unos 9 años. Ya había escuchado alguno de sus videos y me fascinaba su capacidad para desentramar la aparente complejidad de la vida, las relaciones, la consciencia…
Hoy acabo de ver su última charla en Barcelona, parece que última en el sentido literal… no habrá más… un final, un principio, no tengo ni idea…
Hay una frase famosa, cliché ya, que siempre me ha resonado como absurda, es la muy repetida «Lo personal es político» de Simone de Beauvoir. Ignoro el contexto en el que pronunció esta frase, y la conexión que voy a hacer es totalmente mía, sin bases históricas… pero interesante para mi…
Es curioso que se habla mucho de no juzgar a los demás, como si fuese algo malo cuando justo ese principio lo que de alguna manera promueve es la idea de que no hay acciones «malas» ni «buenas». Por otro lado, realmente no se trata de no juzgar sino de ser consciente de nuestros juicios, haciéndonos cargo sin proyectarlos en el otro… Por eso no está ni bien ni mal juzgar, es algo humano que hacemos, y como toda acción humana quizás podríamos empezar por prestar atención al lugar desde donde nace.
Parece que el dinero lo puede todo, o al menos es lo que casi todo el mundo parece pensar, y como un hechizo lanzado sobre la población mundial, sus efectos han moldeado nuestra cultura y percepción de los acontecimientos desde hace muchos años, cada vez de forma más eficiente.
Pero, ¿Como se consigue semejante proeza? ¿Como se anula la capacidad crítica de millones de personas? El dinero no es suficiente, hace falta usarlo de forma correcta en lo que es realmente una guerra abierta contra la población mundial. Una guerra para conseguir eliminar cualquier atisbo de individualidad y capacidad creativa de pensamiento. ¿Para qué? Para nunca volver a ser una amenaza para los poderes establecidos.
Vuelvo a las relaciones: ¿Cómo podemos saber si una relación es auténtica? Primero… por relación auténtica me refiero a una relación donde hay una comunicación real entre las personas. Se podría argumentar que sin esto no hay relación realmente, simplemente personas que interactuan.
Partiendo de la base de que la comunicación ha de ser real, tenemos dos factores importantes: primero, que el emisor de un “mensaje” sea honesto y no oculte o intente engañar al otro y segundo, que el receptor reciba de buena fe esta comunicación. Basicamente honestidad y confianza. Por supuesto, ha de ser algo bidireccional.
En los libros de la serie de los robots de Isaac Asimov, se contaban historias que ocurrían en diferentes momentos del futuro de la humanidad, pero uno de esos momentos que me llamó mucho la atención fue lo que el autor llamaba la “primera ola” de expansión humana por el espacio.
Circulan mucho ultimamente mensajes pseudo-newage donde se habla de conceptos como la responsabilidad personal, hacerse cargo, etc… y esto estaría genial si no fuera porque muchas veces las frases para facebook que se suelen compartir simplifican demasiado algo complejo o directamente extienden ideas dañinas.
Un concepto que creo que no se entiende bien es el de “el otro como un espejo”, y veo tanto casos donde se recibe como básicamente “toda la culpa de lo que te ocurre es tuya” o diréctamente se usa de una forma culpabilizadora hacia los demás, con frases tipo: No te han hecho daño, simplemente te duele que no se cumplieron tus expectativas.
Al contrario de lo que desde los diferentes poderes nos intentan hacer creer y promocionan activamente, nuestros problemas y nuestra felicidad no dependen realmente de ellos y muestro bienestar no será provisto desde «arriba».
Todo sistema vertical crea opresión y dependencia.
Ningún partido político te va a solucionar la vida, ninguna empresa va a cuidar de ti y al estado le importas un comino como persona. Los únicos que podemos cuidarnos, apoyarnos y ayudarnos a levantarnos después de una caida somos nosotros y nosotras juntos, creando relaciones horizontales de interdependencia…
Amistad, familia, familia extendida, vecinos, personas a nuestra altura que desde el amor y la inclusión del otro en uno mismo pueden darse sin esperar nada a cambio y recibir libremente, sin sentirse dependientes.
Ellos buscan aislarnos, promueven el individualismo y la infantilización de la sociedad para mantenernos dependientes y bajo su poder. Romper las cadenas es solo cuestión de empezar a hacernos cargo de nuestras vidas, tanto a nivel individual como colectivo, y dejar de esperar que nuestras necesidades sean satisfechas desde arriba.
Por eso brindo por restablecer los vínculos horizontales de apoyo mutuo y romper los verticales que nos someten. Feliz 8M y mucho amor!
Voy a poner una idea sobre la mesa… una idea un poco radical… descerebrada quizás, y que puede enfrentar una creencia metida profundamente en nuestras mentes (me incluyo). La idea es:
Ahí la dejo…
Antes de que me empeceis a lanzar tomates o cosas peores voy a explicar un poco lo que quiero decir:
Creer que puedes analizar y comprender a alguien observándole o interactuando es una ilusión. Mirar como el otro te “toca” a ti y lo que despierta es en cambio una herramienta de aprendizaje y auto conocimiento brutal.
No sé cuántas veces habré visto esta película. Quizás 20, quizás 30… Quién sabe… El caso es que es una de mis películas favoritas y sin duda de las mejores que he visto. Charlie Kaufman y Michel Gondry me parecen genios y tanto la forma de narrar la historia como de presentarla visualmente, me parecen realizadas desde un lugar de cuidado e intimidad con el espectador precioso.
Creo que se puede caer en el cliché de que se trata de una simple historia romántica donde “el amor triunfa al final” ante una adversidad tan grande como es perder la memoria, como si hubiera algo más profundo que queda, que permanece… Algo similar pude interpretar yo mismo cuando la vi por primera vez hace unos 15 años, aunque lo bonito es que cada vez que la veo saco algo nuevo, alguna sutileza en la que no me había fijado.
El caso es que la volví a ver el otro día después de bastante tiempo y me sorprendí con una forma de entender la película totalmente distinta…
La famosa frase que Janis Joplin cantaba en el tema de Kris Kristoferson, Me and my Bobby McGee, podría sonar un poco derrotista. De alguna manera da la impresión de que la verdadera libertad implica haberlo perdido ya todo. Una vez no tienes ataduras y no hay riesgo de que tus acciones tengan como consecuencia que alguien se vaya o que tengas que sacrificar algo que posees, ya puedes ser tu mismo y ejercer tu libertad totalmente sin preocupación alguna.
Pero quizás esa visión derrotista no es necesariamente la única posible. Quizás se puede profundizar un poco más.
Si planteamos la posibilidad de que no poseemos nada desde el principio, que cualquier percepción que tengamos en esa línea no es más que una ilusión, entonces se podría decir que en realidad nunca tuvimos nada que perder…