¿Lo aprendes, o lo vives?

Los seres humanos tenemos un cerebro espectacular. Una mente pensante que está siempre maquinando y analizando todo lo que ocurre tanto fuera como dentro de nuestra persona.

Pero toda esta inteligencia tiene una consecuencia negativa importante que nos impide, primero: tener una experiencia plena de quiénes somos ahora mismo, no en el pasado o en el futuro… sino ahora en el presente. Y segundo: nos engaña con una sensación de progreso, de evolución o aprendizaje que es falsa…

Somos tan inteligentes que hemos conseguido engañarnos a nosotros mismos, tan bien, que podemos estar años así, sin darnos cuenta…

Porque el problema de este aprendizaje mental es que no lo llegamos a integrar. No pasa a ser parte de quién somos. Es simplemente algo que analizamos con nuestra mente, por lógica nos parece bien, y nos forzamos a actuar.

Es muy diferente cuando eres espontáneo, cuando haces lo que sientes, a cuando actuas como piensas que tienes que actuar. En el primer caso expresas quien eres, pero puede ser algo impredecible, inadecuado a veces, con un alto riesgo de producir rechazo en los demás. Lo que pasa es que en el segundo caso lo único que haces es disfrazarte. Ocultarte para actuar como «es debido».

Y no solo como esperan los demás… Esto puede ocurrir cuando te autoconvences de que algo nuevo que acabas de aprender es mejor y te fuerzas a cambiarlo. Por ejemplo, cuando la gente descubre la «espiritualidad» desde la mente y empiezan a meditar, a decir que aman a todo el mundo, etc…

Pero no es real… es solo que usando la lógica cerebral has llegado a la conclusión de que tienes que actuar o sentir de una cierta manera para «ser mejor» y lo haces… pero no lo integras. No es real…

El amor

Y ya que menciono el amor, voy a seguir por ahí… Se habla tanto de lo importante que es el amor en el mundillo espiritual, de que somos uno y todo eso, pero normalmente se hace de esta forma… como un pensamiento que «tiene que ser así», y no… no tiene que ser de ninguna manera…

Tú no tienes por qué sentir que eres uno con nadie, ni tienes por qué sentir amor por otra persona. Esto no va de pensar «¡Hey, el mundo sería mejor si todos nos amásemos los unos a los otros!» y forzarse a hacerlo. Vas a recibir de vuelta todo el cabreo y desamor que no ves en ti, tu disfraz se va a romper enseguida y saldrá quien eres… más tarde o más temprano…

No… simplemente se trata de ser quien eres, amar cuando ames, odiar cuando odies. Ya está…

El amor, como fuerza integradora que hace que nos sintamos parte de algo más grande, no tiene sentido cuando se fuerza, porque entonces no es más que una actuación, y seamos sinceros: no solemos ser muy buenos actores… Y sí, esa actuación podría dar la apariencia de armonía, incluso una sociedad podría parecer muy avanzada funcionando así, pero solo en la superficie, porque escondería todo lo «feo» que no queremos ver en nosotros, todo lo que rechazamos, todo el odio, todo el egoismo, el miedo… y acabaría saliendo por algún lado…

La educación

Nunca he sido muy fan de la educación en general. No sabía muy bien por qué, quizás un «espíritu adolescente», rebelde, que me salía en contra de cualquiera que te dijese lo que tienes que hacer, o cómo tienes que ser… la moralidad impuesta… quizás por eso me encanta “Another brick on the wall”…

Pero pensando en esto de lo que hablo aquí, me doy cuenta de que justo la educación representa este principio de una forma muy explícita: Se trata de inculcar un comportamiento a un niño que viene libre de condicionamientos. Enseñarle cuál es la forma correcta de actuar en la sociedad/cultura en la que ha nacido. Y al ser desde muy pequeño, muchos de estos aprendizajes calan en el inconsciente volviéndose automáticos, pero siguen siendo algo aprendido desde la cabeza y muchas veces van en contra de quién el niño es a un nivel más profundo, creando una gran insatisfacción una vez han conseguido que ese niño se resigne a cómo funciona el mundo a su alrededor.

La mente y el aprendizaje…

Actuar desde la lógica y no desde lo que sientes…

Acabar con la intuición…

El verdadero aprendizaje

No sé si tiene sentido hablar de aprendizaje, aunque a mí me gusta mucho hablar de «la toma de consciencia» porque supongo que me parece algo diferente…

Tomar consciencia implica simplemente ver un poco más lejos… incluir algo que antes desconocías y que simplemente al verlo te cambia la perspectiva. Pero esto no puede ser enseñado, no puede ser impuesto…

Tampoco estoy diciendo que no se enseñe nada a los niños, pero sí que sea lo mínimo y no desde el «esto está bien, esto está mal» sino más desde un entender que hay ciertos «acuerdos» y costumbres, que tenemos que aceptar el mundo al que venimos y a veces hay que adaptarse, pero no es lo mismo ponerse un traje, sabiendo que es algo puntualmente necesario que autoconvecerte de que tú eres el traje… y te encanta.

Por eso me molesta cuando, por ejemplo, se obliga a los niños a dar las gracias. Parece que lo único que importa es la apariencia de agradecimiento, la convención social. Y sí, tú puedes explicarle al niño que es una convención social y que con ciertas situaciones se espera que lo hagas, pero no hace falta hacerle sentir culpable o inadecuado por no sentir agradecimiento en ciertos momentos. Es lógico que no lo sientan… son inmaduros por naturaleza… pero muchas veces los adultos solo queremos que se «porten bien» por nuestra propia comodidad o porque nos da verguenza que “la líen” en público, cuando es lo más normal siendo niños…

Yo prefiero que si mi hijo me da las gracias sea porque sale de él de forma natural, porque lo sienta, no porque le haya machacado yo tanto que al final «sucumba» y se porte así por miedo…

Y como esto todo lo demás: los modales, la forma de hablar, jugar, expresarse, etc… Me da la sensación de que los adultos somos unos «aguafiestas» que perdimos nuestra espontaneidad y no podemos soportar verla en los que aún la tienen…

En fin…

Al final es eso… la espontaneidad… pero cuidado: ahora tu cerebro puede decir que lo «lógico» es ser espontáneo y empezar a forzarte a serlo porque «es lo correcto»… no… no funciona así… se trata de quitarse cadenas, no de ponerse cada vez más…

Las inercias de la vida…

En física, cuando un cuerpo comienza a moverse, al serle aplicada una aceleración, adquiere una velocidad. Si no actúa ninguna otra fuerza sobre ese cuerpo, se seguirá moviendo a esa velocidad para siempre. Si lo ves venir, sabrás de forma intuitiva cuando va a llegar al punto donde estás. Vamos… como cuando juegas al tenis…

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En la vida cotidiana, hay muchas formas de «inercia» que se pueden percibir y que nos pueden ayudar en varios aspectos… especialmente si son «generadas» con una intención clara.

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El daño de convertir lo personal en político

Ya escribí sobre esto de forma general hace un tiempo: la frasecita de marras de Simone de Bouvoir… pero el otro día vi un ejemplo perfecto de lo dañino de esa forma de entender la vida que da carta blanca a la instrumentalización del dolor ajeno para avanzar tu causa.

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Lo personal NO es político

Hay una frase famosa, cliché ya, que siempre me ha resonado como absurda, es la muy repetida «Lo personal es político» de Simone de Beauvoir. Ignoro el contexto en el que pronunció esta frase, y la conexión que voy a hacer es totalmente mía, sin bases históricas… pero interesante para mi…

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¿La sociedad perfecta?

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La humanidad ha buscado crear formas ideales de organizarse socialmente a través de toda la historia, formas que han ido evolucionando con el tiempo y contexto social de cada momento, pero que suelen tener algo en común: no funcionan en la práctica.

Y creo que hay algo importante que muchos, especialmente personas que ostentan el poder, no acaban de ver: Todo sistema que pretenda crear una socidedad armoniosa y solidaria, impuesto desde “arriba”, está condenado al fracaso.

Hay una prepotencia tremenda en el hecho de pensarse con la capacidad de crear ese sistema perfecto. Solo este hecho ya planta la semilla de la imposibilidad porque de inicio divide a las personas en dos grupos: los que tienen la “solución” y a los que se aplicaría esa “solución”. Los que tienen el poder y los que no (por su propio bien, claro).

El problema es que ese sentimiento de tener la “solución” a todos los problemas nace de una profunda falta de aceptación del otro y de la realidad en la que se vive (en el mejor de los casos) o de un deseo patológico de tener poder sobre los demás (en el peor).

Por lo tanto, sistemas que en un principio podrían parecer ideales se convierten en una distopía al ser forzados sobre la sociedad, normalmente con resultados catastróficos. El siglo 20 está lleno de tristísimos ejemplos…

Lo que nace del odio, genera odio.

Lo que nace del enfrentamiento, genera enfrentamiento.

La solidaridad real es voluntaria, la armonía real es una consecuencia directa del nivel de consciencia de las personas que interactuan en sociedad, no del miedo al castigo. Nada de eso puede ser forzado, y al ser impuesto se convierte siempre en un sistema totalitario.

Por eso la solución es simple y al mismo tiempo imposible de aplicar, de forzar, de planificar o implementar desde el poder:

Es sencillamente el amor.

El amor, que para mi es la capacidad de integrar al otro en tí, es lo único que hace que tomes decisiones que no te benefician a ti por solidaridad con otra persona. Ya que el otro te importa genuinamente. Si el otro te importa, si hay amor, tus acciones nacerán desde el cuidado, tanto de ti mismo, como de los demás, y es solo ahí donde se puede generar una armonía real. Donde cualquier conflicto se puede resolver desde un lugar, no de imposición del que tenga más poder sobre los demás, sino desde una genuina busqueda de soluciones que puedan satisfacer a todas las partes.

Pero es obvio que no vivimos en un mundo que funcione así. Es obvio que la mayoría de decisones que nos afectan no nacen del amor. Es obvio que estamos aún anclados en una lucha de poder que se reproduce desde los grandes conflictos mundiales hasta las relaciones individuales más íntimas entre las personas. ¿Se puede hacer algo al respecto?

No lo sé.

Creo que el mero hecho de buscar una solución que se pueda aplicar la invalida como solución.

De lo que estoy seguro es de que este mundo en el que vivimos nos esta reflejando constantemente nuestras sombras. Estoy seguro de que vivir en este mundo y ver fuera todo tipo de situaciones y eventos que no nos gustan nada nos puede servir para iluminar todos esos aspectos internos que nos desagradan, que no podemos aceptar y que preferimos proyectar fuera, en el otro.

Hay un posible aprendizaje real donde cada uno puede hacerse cargo de su vida.

Y es quizás a través de ese viaje a nuestras profundidades individuales como podríamos llegar a una sociedad donde podamos mirar fuera sin rencor, sin odio, con comprensión y amor. Quizás ese viaje de emancipación personal es lo que puede traer una emancipación real de la humanidad como conjunto.

Solo entonces, cuando los poderes paternalistas que nos controlan como si fuesemos niños pequeños se vuelvan irrelevantes, solo entonces, tendremos la madurez suficiente como para decidir como queremos vivir en sociedad por nosotros mismos.