A veces me pregunto, qué es lo que hace que una persona piense que tiene derecho a que otro le “sirva”.
Aclaro que todo lo que voy a exponer a continuación está escrito desde mi perspectiva personal y soy consciente de que puede estar sesgada. Sé que al observar a personas concretas muchos de estos juicios pueden estar equivocados y tener más que ver con quien los emite que con la persona en cuestión. Dicho esto comienzo:
Cuando hablo de “servir” quiero decir que alguien acabe sacrificando sus intereses, tiempo, dinero, energía y/u otros recursos personales por el otro en contra de su voluntad, típicamente por una especie de coacción indirecta u oculta.
Hay un tipo de mecanismo (consciente o inconsciente dependiendo del caso) diseñado para conseguir este fin: la manipulación a través del victimismo.
Es esta forma de contar los problemas como si se acabase el mundo, esta forma de pedir ayuda sin pedirla explícitamente, desde una desesperación exagerada que busca no solo algo de simpatía o atención, sino también movilizarte.
Porque entiendo que creen que si simplemente te piden lo que necesitan se van a tener que mostrar vulnerables, hacer cargo de lo que les pasa y desde ahí pedir esa ayuda, enfrentándose a la posibilidad de un rechazo.
Pero… ¿No es ese “volcán” de sentimientos, esa sobreactuación en sí misma una forma de mostrar vulnerabilidad?
No.
Y es sencillo, porque es una máscara. Además, al presentarse como víctimas de las circunstancias/gente/etc… no se responsabilizan. Su vulnerabilidad no tiene nada que ver con ellos. Estarían bien si no fuera por X (donde X es siempre algo externo a ellos).
La vulnerabilidad implica mostrarte como eres, implica honestidad. Y desde esa vulnerabilidad puedes expresar tu necesidad. Sabiendo que eres responsable de tu vida y haciéndote cargo tanto de una respuesta afirmativa como negativa, porque entiendes que el otro te ayudará o no según le parezca y no tiene ninguna obligación ante ti. De ahí puede nacer un agradecimiento real.
Otro aspecto curioso es que algunas personas cuando tienen un problema actúan proyectando lo que sienten a los demás, por ejemplo: el cabreo, y te hablan así (cabreados en este caso). Quizás exigiendo tu ayuda de malas maneras, o llorándote como si tú fueses de alguna manera responsable de sus desdichas o como mínimo de repararlas.
Y claro, si eres una persona mínimamente empática, te vas a sentir mal. Y precisamente eso (repito: consciente o inconscientemente) es lo que buscan.
Y lo potencian con frases del tipo: “los amigos de verdad están ahí cuando los necesitas” o “la familia es lo primero” sin reconocer que esas premisas sólo las aplican cuando son ellos los “beneficiados”.
Y con esto llegamos a la culpa. Oh! La culpa… junto al miedo una de las herramientas más potentes para manipular a los demás. Esas frases tipo: “Con todo lo que yo te he dado me lo pagas así” o “Todo lo que has conseguido ha sido gracias a mi”, etc…
En fin… es un tipo de dinámica que a veces supongo puede pasar desapercibida, sobre todo porque ves que la persona está realmente pasándolo mal. Sus problemas pueden ser reales y en algunos casos esa ayuda que demandan puede ser que la necesiten de verdad. Y sí, también muchas veces habrán vivido situaciones injustas y su cabreo o lo que sea que están sintiendo puede estar justificado. Pero eso no implica que tú seas el responsable.
Hay otro aspecto que se puede dar también: el del orgullo, y claro, complica aún más las cosas…
Esa falta de capacidad para mostrarse realmente vulnerable puede venir de un orgullo desmedido. Ya de por sí este tipo de comportamientos implica un grandísimo ego que da por supuesto que tus problemas no tienen ni punto de comparación con los suyos, así que ese punto de orgullo es esperable.
El orgullo, en caso de estar presente, tiene otra consecuencia y es que no importa lo que hagas por esa persona, no importa cuanto la ayudes, no lo va a apreciar. Todo lo contrario: generará un resentimiento progresivo a medida que se sienta más en deuda contigo, al mismo tiempo que, te exija lo que te exija, despreciará cualquier acción que hagas para ayudarla, quitándole importancia.
Y voy a seguir: Otra característica curiosa es que no solo tus problemas dan igual: si tu tienes una actitud positiva y aparentas estar “bien”, vamos… ser algo feliz en tu vida, estas personas no lo van a soportar. Y no solo eso. De alguna manera eso les da legitimidad para exigirte que les des lo que quieren. Tú que “has tenido suerte en la vida”, que “eres un privilegiado”, etc… y generan una sensación de deuda que por supuesto es irreal y no es más que otro mecanismo de manipulación.
Por supuesto, estas personas suelen caer en grandes contradicciones que intentarán justificar de las formas más retorcidas imaginables. Porque al final lo que demuestran es una incapacidad brutal para reconocer y ver al otro como alguien independiente, con su vida y sus necesidades. Al final los demás son simples herramientas para conseguir lo que quieren con el mínimo esfuerzo. Para esconder sus incapacidades y ponerlas fuera, en los demás, para justificar su comportamiento que inevitablemente les llevará a la soledad… porque claro… estas cosas se soportan un tiempo, hasta que te das cuenta y lógicamente acabas alejándote para preservar tu salud mental.
Y ¿Hay alguna solución mejor? ¿Pueden cambiar?
Creo que en función de lo implicado que estés en esa relación puedes intentar expresar estas cosas o no. Ver la reacción y ver si hay un mínimo de intención de la persona de empezar a mirarse y poner consciencia. Pero al final cada uno decide por sí mismo y mucha gente no va a hacer ese esfuerzo. Requiere hacerse cargo de tu vida mínimamente y eso, hay gente que simplemente no está dispuesta a hacerlo.
Algunas personas probablemente desarrollaron estas estrategias durante una infancia marcada por entornos muy hostiles y de abuso. Si posteriormente ven que más o menos les siguen funcionando, no tienen un incentivo para buscar una verdadera ayuda terapéutica para cambiarlas. Quizás son incapaces de ver el daño que hacen a los demás o quizás simplemente no les importa, porque solo son capaces de ver y apreciar su dolor, que por supuesto es infinitamente más grande que el que puedas sentir tú.
Y no es tarea de nadie salvar a otro de sí mismo, por lo que muchas veces lo único que puedes hacer es dejar ir a esa persona, sea amigo, pareja o familia. Ningún vínculo merece estar por encima de tu salud tanto física como mental.