Vuelvo a ver el Show de Truman, un peliculón en toda regla, y me fijo en algunos detalles… “toma de consciencia” lo llaman… o “darse cuenta” por decirlo de forma menos pretenciosa…

Envolviendo la trama de intento de escape de Truman y el malvado Cristof haciendo todo lo posible para impedirlo, hay un hecho que se me escapó en otras visualizaciones de la peli… bueno… lo vi, pero no pensé que fuese importante…
Todo lo que vemos de la película (exceptuando los momentos en la cabina de control y planos de la audiencia) es básicamente lo que se está emitiendo, o lo que se ve por las cámaras. El realizador de la serie está emitiendo en directo todo el proceso que vive Truman, y al margen de intentar que no consiga darse cuenta de donde está, se aprovecha de los “fallos” que ocurren, llegando a mostrar en directo escenas que se supone comprometerían todo el proyecto.
Cuando va con la chica a la playa y se la llevan, no solamente lo emitieron si no que aprovechan para volver a meter la escena en el momento que él la recuerda en el sótano… tipo “greatest hits” del show…
Porque la audiencia no solo quiere ver la vida de Truman, o quizás ya se ha aburrido de siempre la misma historia, si no que quiere ver como el show mismo se derrumba, se descompone. Como Truman consigue liberarse y salir.
Al fin y al cabo, el morbo de lo inesperado, lo que se sale de la rutina, cuando las cosas salen mal de forma inesperada… es algo potente…
El Show de Truman no es para la audiencia que vemos en la película… (es ficticia al fin y al cabo). Es para nosotros, los espectadores. El show se monta para nosotros. Nosotros reímos y lloramos sabiendo lo que Truman no sabe… Nosotros le animamos a darse cuenta y escapar como la chica que mira la tele con angustia cuando meten de nuevo al padre para tranquilizarle… como las señoras del cojín con su cara… los espectadores del bar o el hombre en la bañera. Ellos somos nosotros al otro lado de la pantalla… deseando que él haga ese movimiento que nosotros aún no somos capaces de hacer…
Tomar consciencia.
Truman llega al final de su mundo y rompe los límites. Truman abre la puerta de salida y se burla del realizador que aparece como un dios hablando desde la nada con palabras mundanas, muy desacertadas, y sobretodo totalmente vacías…
Truman se va y la audiencia inmediatamente se pone a otra cosa… nosotros vemos la peli y cuando termina seguimos con nuestra vida… Nos entretuvo un ratito… Nos hizo olvidar los problemas del día a día durante un instante…
Vives en tu propio show de _____ (inserta tu nombre en la linea) y no eres consciente. No… No hay un plató gigante ni un realizador megalomaniaco. Hay un mundo lleno de seres que viven su vida día a día, su rutina, con sus “éxitos” y sus “miserias”, dando vueltas como decía el narrador en el final de Rocky Horror (“And crawling on the planet’s face, some insects called the human race. Lost in time. And lost in space… and meaning.”)
Buscando un significado a todo esto, o directamente dando por hecho que no existe…
Veía un video hablando de esta peli, sugiriendo exactamente esto: que vivimos en nuestro propio Show de Truman, pero que en lugar de actores que actúan para nosotros, todos “actuamos” los unos para los otros, perpetuando este sistema enfermo en el que parecemos vivir. Tiene sentido… Somos como la mujer de Truman, anunciando productos cada dos por tres cuando alguien nos dice algo profundo, o nos muestra su vulnerabilidad, pero no por dinero, simplemente por el hecho de que nos incomoda la vulnerabilidad del otro porque conecta con la nuestra… y eso es algo que puede llegar a doler… mejor dejarlo para otro día…
Yo voy a ir más allá si me lo permiten… El show es todo. Tu show es todo. Y la película es un reflejo de este show donde el objetivo es simplemente la toma de consciencia, el “darse cuenta”, ampliar tu punto de vista un poquito, otro poquito, y con ese movimiento al final se acaba derrumbando el decorado… como dice Sergi Torres: “levantarse de la silla” cuando ni sabes que estás sentado en ella…
En la película cada pequeño retazo de toma de consciencia de Truman es respondido con un montón de sugerencias de “haz esto o lo otro”, “habla con tal o cual”, etc… En nuestro mundo parece que no podemos parar quietos un instante y simplemente ser. No tenemos tiempo para darnos cuenta de que estamos sentados y aún menos para levantarnos, porque todo nuestro movimiento es en el plano horizontal. No mires hacia arriba, no veas que el movimiento puede trascender este espacio y tiempo en el que parece que estamos atrapados…
Pudiera ser que El Show de Truman escondiera un viaje de realización… pudiera ser… en ese caso ¿qué somos nosotros, los espectadores que observamos ese proceso? Somos los tipos que en la vida real decimos: “mira ese loco… se le está yendo la olla” para volver a nuestra rutina. Los que condenamos al ostracismo a todo aquel que se atreva a pasarse de la “raya”. Pero, ¿quién dibujó esa raya? Nosotros mismos, o versiones de nosotros mismos en el pasado…
Y si la dibujamos nosotros, ¿para qué?, para saltárnosla, para atravesarla y pensar: “¡Toma ya! ¡Mira de lo que soy capaz!”
Tiramos una piedra hacia arriba y luego la esquivamos para sentirnos capaces, realizados… iluminados…
O tiramos una piedra hacia arriba para que nos de en la cabeza y culpar a otro… pero siempre somos nosotros…
El universo es un fantástico lugar con un orden que no podemos entender desde nuestras pequeñas cabezas, y quién sabe donde están las cámaras en nuestro caso… quizás cada átomo o partícula forma parte de un sistema que almacena todo. Quizás vivimos una inmensa película holográfica donde lo único que importa es que percibimos toda la realidad desde UN punto de vista limitado, observadores de nuestras propias vidas, artífices de nuestra realidad pero no con nuestras manos… a éstas solo podemos observarlas y preguntarnos por qué se mueven como se mueven, agarran lo que agarran y sueltan lo que sueltan…
A veces me miro tocando el piano. No tengo ni idea de cómo lo hago. Si me preguntan diré: “He practicado hasta llegar a esto” y no podré decir más. Lo gracioso es que ni sé como he llegado hasta aquí, ni sé como suena lo que suena, ni sé como podría mejorar y que sonase mejor… Bueno… sé que es practicando, pero no sé como ocurre ni por qué. “Memoria del cuerpo” lo llaman y yo simplemente le permito a mi cuerpo ejercer esa memoria y lo observo… disfrutando o frustrándome con el resultado…
Ahora… lo que sí puedo hacer es maravillarme con esa reacción… esa emoción que surge: frustración porque pienso que quiero tocar mejor. Alegría porque hoy me ha salido una improvisación especialmente satisfactoria, etc… Toma de consciencia lo llaman… o “darse cuenta”. Descubriendo quién está observando el mundo detrás de mis ojos… orejas…
Al final, ¿Qué mas da si hay un orden o no, si vivimos en la total incertidumbre y nada tiene sentido…? Yo creo que el sentido lo puedes poner tú, si hace falta. O quitarlo… es tu decisión. La vida puede ser una experiencia caótica, sentirte como una hoja llevada por el viento sin rumbo… pero esa hoja puede darte en la cara en un momento clave, impedir un paso al frente, cambiar el rumbo de tu vida… ¿qué más da si hay una razón por encima de ello? Para mi hay una constante clara: mi consciencia, que no es mía, ¿como podría serlo cuando te miro a los ojos y veo la profundidad que encierran? Tu consciencia, la de él, ella, todos…
¿Y si “consciencia” fuera un sinónimo de “amor”? Dale una vuelta antes de descartarlo y pensar que estoy loco… ¿Y si todo de lo que te “das cuenta” amplifica ese amor? Ya lo he dicho alguna vez, pero Ender, en el libro de Orson Scott Card decía que para vencer a tu enemigo tenías que comprenderle a tal nivel que inevitablemente lo acabas amando. Es entonces cuando lo puedes destruir… pero… ¿Quieres destruirlo? ¿Serías capaz?
Sergi dice mucho que pienses en alguien o algo a lo que no puedas amar… ahí está el “trabajo” de alguna manera… ahí falta consciencia…. falta amor…
Cada uno decide si quiere mirar o no, pero en última instancia creo que finalmente será un movimiento al unísono…