Alucinando en un mundo cada vez más polarizado, donde la gente anda con miedo a expresar lo que piensa, especialmente si tiene un perfil público, no vaya a ser que eso que piensa no sea acorde con las ideas de moda del momento, modas ideológicas fugaces que vienen y van como las cabezas de los que las siguen, sin pensar qué significan o implican realmente
Pero ¿sabes qué? Me da igual.

Me da igual porque al final somos todos lo mismo, personas cada una con su vida y sus historias, compartiendo un tiempo y un espacio en este loco planeta tan cambiante y caótico, en esta colección de sociedades esquizofrénicas y aceleradas donde si pensabas que ya lo habías visto todo, que no se podía ser más hijo de puta, te sorprenden cada día con una nueva… una más… y ya acabas insensibilizado…
Pero me da igual.
Porque al final lo real está aquí, delante nuestra: nuestra gente, nuestros amigos, parejas, hijos e hijas, personas cercanas, compañeros de trabajo, el del bar donde te tomas algo por la tarde, desconocidos con los que lo mismo intercambias un minuto de conversación que te puede dar la vida.
Miras eso y miras las redes sociales y podría parecer que todo lo que lees estuviese ocurriendo en otro planeta… pero no: es aquí, y es real y hay dramas desarrollándose al lado también… pero el nivel de enfrentamiento en redes al final es lo que tiene más protagonismo, porque el drama real y tangible solo se expone para conseguir algo, para justificar una ideología o para poder decir: «¿Lo ves? Ya te lo dije…» con cara de satisfacción, para cinco minutos después seguir adelante sin volver a pensar en ello…
Es la paradoja: En el momento de la historia donde más fácil es comunicarse, con tecnología que nos une a millones de personas, menos se entiende la gente y más conflicto hay. ¿Por qué? Pues supongo que en parte esto está instigado, pero no hay que quedarse ahí: cada uno es responsable también… Y yo entiendo que estás ahí en tu vida con tus historias y te pasa de refilón: «que nosequién es un fascista», «ah, ok… lo apunto» y ya está. ¿Qué más da? Si todos dicen los mismo, ¿para qué pensar?
Ahora está de moda ir contra la libertad de expresión, y lo entiendo… si no tienes argumentos lo mejor es callar al contrario y punto… Pero recuerdo hace unos años cómo saltamos todo cuando metieron a unos cuantos raperos en la cárcel por sus letras… ¿Creéis que yo les escuchaba o me gustaban? Ni de coña… pero ese acto de callar lo que te hace sentir incómodo es muy revelador, sin importar lo que sea que están diciendo… Uy! Que ahora esto es de fachas, nazis y fascistas… Me gustaría ver un documento de el pintor austriaco elogiando la importancia que tiene la libertad de expresión… en fin…
Pero sinceramente, me da igual…
Cada cual con su historia. Está bien… Yo doy por supuesto que cada uno va a pensar como considere pero me da igual: No voy a ser yo el que deje de lado a alguien, rompa una amistad, tire los discos de un grupo o queme libros porque en un momento dado expresen una idea con la que no estoy de acuerdo o que me pueda parecer directamente una mierda. La idea expresada me lo podrá parecer pero eso no me dice mucho sobre esa persona… Antes en estas situaciones se podía hablar, comprender… ahora es directamente la hoguera…
Y como siempre todo esto es usado para ir contra el rival… España… ese país donde por encima de la ideología siempre ha estado la envidia al de al lado, al que tiene lo que tú no… al que consiguió destacar y es mirado con sospecha… al que, al final, hay que derribar…
Pero la verdad es que me da igual.
Sí sí, seguimos en el mismo lugar, ¿Y qué? Al final internet se ha convertido en una máquina magnificadora de mierdas que no deja ver lo que realmente hay detrás, porque sí: todo esto es una parte, y está ahí, pero hay más, y si quitas la pantalla de en medio y miras a los ojos a al otro, las cosas cambian.
Cuando sacas la cabeza del retrete en el que se han convertido las redes y te das cuenta que detrás de cada teclado hay un ser consciente, como tú, con sus problemas y frustraciones, con su vida y sus dramas, con sus momentos felices que serán más o menos, pero básicamente alguien que también merece vivir, experimentar y aprender, pues quizás pierde la importancia…
Por eso digo que me da igual…
Puedes gritar, escribir en mayúsculas e intentar convencerme de que los políticos son buena gente… Puedes contarme las bondades de tu ideología favorita y cómo pretendes cambiar el mundo… O cagarte en todo porque estás harto de la ineptitud de quienes nos gobiernan… Ok… me reiré contigo, nos tomaremos una cerveza y ya está. Y si no quieres pues también bien… no pasa nada…
Al final ahí está lo valioso y lo válido… lo real… El resto es una nube marrón maloliente pero por suerte bien definida de la que puedes salir dando un paso a un lado. La tierra es un lugar mucho más grande de lo que percibimos desde la estrecha ventana de nuestros modernos móviles. Por algo el influencer que tanto «mola» en redes, cuando lo ves por la calle con el palo selfie hablando al vacío ya no es tan interesante y puede hasta llegar a dar un poco de vergüenza ajena… pero bueno… cada uno con lo suyo. Yo no lo entiendo, pero qué mas da?
Da, absolútmente igual…