¡Viva el coche!

Vivimos tiempos difíciles para la individualidad (que no el individualismo). Lo que llaman igualdad al final pretende que nadie sobresalga en nada y que todos seamos indistinguibles, así algo icónico como ha sido siempre el coche se está volviendo utilitario, aburrido, feo y al final… irrelevante.

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